Deseaba regresar a semanas atrás y permanecer en ese yate en medio del Mediterráneo. Anhelando no acabar la piña colada y esperando los minutos en los que mi alarma sonara para cambiarme de posición para tomar un buen bronceado.
Pero eso ya fue el mes pasado. Ahora estaba entrando a un museo con toda mi clase de arte, a ver cuadros viejos y sin sentido.
Me ajusté la falda del uniforme en un vago intento de ignorar cómo mi ex mejor amiga se besaba a mi exnovio. Todos mis demás compañeros me observaban con lástima, y yo solo quería desaparecer en ese preciso momento.
Alguien me tomó del brazo y me arrastró a un lado. Miré a la chica rubia con mechones rosados que estaba a mi lado.
—Qué asco, no puedo creer que estuve con esa bazofia —dije apoyando mi cabeza en su hombro.
—Pero sobreviviste, y eso tiene un mérito —chocó su codo y me golpeó con sutileza en la costilla.
Solo le sonreí.
No entendía nada.
—Hablo de tu nueva conquista.
—¿Mi qué?...
—Lo posteaste en Instagram. A pesar de que he tratado de descubrir quién es, no he dado con ninguno de tus seguidores.
—Ah, es porque no nos seguimos...
—¿Cómo es eso posible? —Me acomodó un mechón de cabello.
—Para mantenerlo en privado o hasta que se vuelva oficial.
—Lo más seguro es que se inventó todo para que le duela menos el engaño. —Xander, el mejor amigo de mi ex, apareció a nuestro lado.
Él empezó a decir eso y ya varios dudaban de mi pequeña mentira. Debía mantenerla en pie. Pero no sabía de dónde iba a sacar un hombre aristocrático y bastante guapo. Era mi culpa por presumir por todos lados que estaba conociendo a un muchacho que me trata mejor de lo que no pudo tratarme Koen.
A veces odio mis mentiras.
No sabía cómo seguir con esta.
O le pagaba a un supermodelo, o tenía que publicar que terminamos y no funcionó, que no éramos el uno para el otro.
Pero no podía permitir que me sigan humillando y se rían de mí. Ya tuve suficiente cuando regresé de mis vacaciones y me enteré de todo.
—¿En serio crees que es mentira? —me defendió Kasia.
—Claro, las mujeres a veces se inventan tantas historias.
—No es mi caso, le mandé un mensaje hace un par de horas diciéndole que iba a venir aquí, probablemente esté buscándome ahora.
Ya cállate la boca.
—Ah, sí, pues no veo a nadie con aspecto refinado.
Le regalé una sonrisa fingida. Kasia empezó a buscar por toda la sala, de manera más disimulada. No le había contado nada, porque no quería que se burle.
Me estaba desesperando y quería llorar porque había dicho otra mentira: que mi supuesto chico estaba aquí; y aquí solo había señores mayores, mi profesor, unos cuantos turistas, mis compañeros de clase, mi ex, su nueva novia, y personal de seguridad.
Caminé hacia otro pasillo buscando a alguien de mi edad o lo que sea.
Volteé y Xander junto con Kasia me seguían, iban mirando algunas pinturas y tomando fotos para el trabajo.
Tú deberías estar haciendo lo mismo, y cósete la boca.
Si mi hermano todavía estuviera en la escuela, no tendría que montarme todo este drama, porque con una palabra suya bastaba para hacer callar a todos.

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Somos Arte
Teen FictionLa vida amorosa de Gia está por los suelos. Descubrió a su novio engañándola con su mejor amiga, y luego de unas largas vacaciones de verano empieza su último año de preparatoria donde tiene que enfrentarse a esta nueva pareja. Así que para demostra...