Estación Dos, Distrito trece, Año 1705
Asterin kendrickYa es demasiado tarde, y el peso del reloj comienza a sentirse. Aún estoy en la cafetería, y aunque me gustaría quedarme más tiempo, sé que no debo abusar de la confianza que me está dando Jayden. Si él descubriera que me quedé demasiado tiempo fuera, seguro encontraría una excusa para regañarme... otra vez.
Suspiro y me giro hacia Venus, quien sigue charlando animadamente mientras juega con la cuchara de su café.
— Venus, ya me iré. Ha sido una tarde muy bonita de chicas,— le digo con una sonrisa, intentando no parecer apresurada.
Venus se detiene en seco y me mira con un dramatismo digno de un teatro.
— ¡No te vayas! — exclama, alzando las manos. — Ha sido una tarde fabulosa. Además, aún no hemos hablado de lo que pasó con tu hombre.
Mi rostro se calienta de inmediato, y sé que no puedo ocultar el rubor que se extiende como fuego por mis mejillas. Tendré que acostumbrarme, a ser un tomate todo el tiempo.
— ¡Que no es mi hombre, Venus! — protesto, sintiendo cómo mi voz tiembla de pura vergüenza.
Venus sonríe con picardía y apoya la barbilla en su mano, claramente disfrutando mi reacción.
— Por favor. Los ojos de Jayden dicen otra cosa. Casi te devoraba con la mirada cuando estábamos en la puerta. ¿Y me vas a decir que no es tu hombre?
— Ni siquiera sé si soy su mate, — murmuro, desviando la mirada hacia mi taza vacía. Mi voz suena más baja de lo que esperaba, casi como si admitirlo en voz alta hiciera que la posibilidad doliera más.
Venus suelta una risa suave, pero no hay burla en ella, solo esa chispa de entusiasmo que siempre parece rodearla.
— Si no lo fueras, él no estaría tan obsesionado contigo. Vamos, Asterin, no seas ingenua. Ese hombre respira por ti, y tú lo sabes.
Mi corazón late con fuerza, y me llevo una mano al pecho, como si eso pudiera calmarlo.
— Lo único que sé es que necesito irme antes de que algo más pase, — murmuro con nerviosismo, levantándome de mi asiento. Pero antes de que pueda dar un paso, Venus me sujeta del brazo con firmeza.
— Escúchame bien, — dice, con un tono más serio de lo que estoy acostumbrada. — No importa lo que él sienta ahora, ni siquiera lo que tú creas. Eres más fuerte de lo que piensas, y no necesitas que nadie te lo confirme. Pero tampoco cierres los ojos al vínculo que tienen. Podrías arrepentirte si lo ignoras.
Me quedo callada, sus palabras resonando en mi mente mientras me suelta suavemente. Asiento, sin encontrar una respuesta adecuada, y me despido rápidamente antes de que pueda insistir en más teorías sobre Jayden y yo.
Mientras salgo de la cafetería, la fresca brisa de la noche me envuelve, pero no logra enfriar el calor que se aferra a mi pecho. ¿Y si Venus tiene razón? ¿Y si hay algo más entre Jayden y yo que no me atrevo a admitir?
Sacudo la cabeza, alejando esos pensamientos. No tengo tiempo para distraerme con ilusiones. Especialmente ahora, cuando todo a mi alrededor parece más frágil que nunca.
— Señorita, el carruaje la está esperando — dice uno de los caballeros con un tono respetuoso, inclinando ligeramente la cabeza.
Asiento y avanzo con paso rápido hacia el carruaje. No quiero abusar de la confianza que Jayden me ha dado al dejarme pasar el día fuera del castillo. Subo los peldaños con cuidado, y una vez dentro, me acomodo en uno de los asientos, pegándome ligeramente a la puerta. Mi vestido amarillo brilla con los últimos reflejos de la luz, aunque parece perder su intensidad en la penumbra de la noche.

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✨ Noches de Luna y Deseo ✨
WerewolfEn el silencio latente de la manada, donde el poder fluye con la misma intensidad que los secretos guardados, se teje una historia de deseos incontrolables y destinos entrelazados. Desde el momento en que sus caminos se cruzaron, su conexión fue inn...