Capítulo 4
Dubái
La ciudad de Dubái aparece bajo nuestros pies, los rascacielos cortando las nubes, al acercarse el avión. Por un breve instante, parece que vamos a aterrizar en una de las azoteas de estos edificios. Basta un giro ligeramente brusco del piloto para encaminarnos al aeropuerto y borrar la idea de esquivar los controles de seguridad de mi mente.
No tengo ganas de averiguar donde he dejado el pasaporte, o si Borja me lo ha robado en uno de los intentos de hacerse el gracioso que acaban con nosotros peleándonos.
Es que te hace pasar un momento la mar de desagradable.
Las energías están bajas cuando salimos de la aeronave, y eso que sé que el lujo les encanta a los chicos, pero el trayecto hasta aquí nos ha dejado molidos.
Tengo el cuello como una zeta de lo torcido que está.
—Tenemos un día de escala aquí.—explica Dani mirando el itinerario que la señora Bou, la madre de uno de sus amigos y quien administra todo el tema de vuelos y billetes, le ha mandado.—Pero no os preocupéis que tengo un plan.
—Drinking.—Jopa y Borja se miran el uno al otro y puedo ver perfectamente cómo se rascan las manos imaginando sus planes malévolos de borrachos. Si ya son difíciles sobrios, no puedo ni explicar cómo es la cosa cuando llevan alcohol etílico en sangre.
Sencillamente curioso.
—A ver, no es mala.—Adri se encoge de hombros.—Yo me apunto.
—Y cuando no.—en respuesta a mi comentario pone los ojos en blanco. No han cambiado mucho las cosas a nivel práctico desde la conversación de ayer, pero siento que la tensión se ha rebajado y que por lo menos podemos estar el uno al lado del otro sin querer pegarnos un tiro en el pie.
Las cosas de palacio van despacio, ¿no? Así dice el refrán al menos.
Pero vamos, la última y única vez que he estado en Dubái, me acuerdo perfectamente de como acabo la noche. Borracho como si se hubiera bebido el agua de los floreros..
En que estrella estará... Eso es lo que cantabamos en el coche.
Olvidemos que nuestro primer beso fue allí, porque como lo rememore sé que igual acabo llorando. Y no es el momento, desde luego.
Cómo cambia la vida en unos meses, de verdad.
—Dejaros de drinking que acabamos de empezar a viajar.—les regaña Plex. Empieza a rebuscar en su bolsillo hasta sacar un redondel de cartón con un diseño del mundo.—Esta es la monda de los polos, y la vamos a usar para decidir cosas a partir de ahora. Una especie de cara o cruz. La única condición es que no se puede gritar.
—¿Y qué vamos a hacer con eso?—estaba pensando lo mismo. De vedad que a veces siento que Borja y yo tenemos telepatía.
O igual era la pregunta obvia y todos la tenemos en mente.
—Un reto. El que saque cara tiene veinte euros para pasar las veinticuatro horas aquí, y el que saque cruz dinero ilimitado.—no suena como un mal plan, si sales del lado millonario claro. Si no estás un poco jodido.
—Borja y yo por un lado, y Adri, Ali y Dani por otro.—propone Jopa. Miro a mi amigo tratando de averiguar si hay segundas intenciones en su propuesta, o porque quiere que nos separemos así. En ningún momento le he dicho como están las cosas, pero creo que es obvio que la división no es ideal.
En especial ahora.
Bueno, miremos el lado positivo, así a Adri no le va a quedar otra que empezar a convivir de nuevo conmigo.

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Cien Noches | YosoyPlex y Adridobylus
FanfictionDiez meses han pasado desde que se acabo la vuelta al mundo. Y diez meses, es mucho tiempo. Cuando Plex, Adri, Borja y Jopa comienzan a dar la tercera vuelta, no pueden olvidarse de su editora favorita: Alicia. PARTE II: OCHENTA DÍAS No es impresci...