"A veces te liberan solo para que te pierdas aún más."
Emily
Al día siguiente estoy bajando las escaleras, ya con mi ropa deportiva puesta y mi cabello envuelto en una coleta alta, ya lista para entrenar con Davide.
Entro en la cocina, esperando encontrarme con Leonora, pero, a diferencia de lo que esperaba, me encuentro con Leonora, Davide y Cole.
—¡Oh! Buenos días. Estoy horneando desde muy temprano unos de tus postres favoritos, casi deben estar listos. —Davide está sentado leyendo el periódico, mientras que Leonora revisa el horno.
—Buenos días. Gracias, ya lo extrañaba. —Sonrío.
Mis ojos recorren el torso desnudo de Cole; solo lleva puestos unos pantalones negros deportivos. Observo mientras lo veo verter alcohol en su café. Cuando mi mirada llega hasta su rostro, ya sus ojos están en mí. Él mira descaradamente mi cuerpo hasta que vuelve a fijar su mirada en el café.
Siento el peso de la incertidumbre alojada en mi garganta. Anoche me quedé dormida frente a la chimenea, esperando escuchar la puerta principal con su regreso. Cuando desperté muy temprano, solo tenía una manta cubriendo mi cuerpo. Me pregunto si él lo había hecho.
"Tal vez pasó la noche con alguien más". Solo de pensarlo, el enojo me invade. Aunque en estos momentos trato de convencerme a mí misma de que no me importa.
—¿Desea tomar café? —Leonora hace ademán hacia la mesa. Niego.
—Lo haré luego. Primero entrenaré.
—Oh, de acuerdo, linda.
Davide me mira a los ojos y luego dirige su mirada hacia Cole. Es como si se estuvieran haciendo una pregunta silenciosa, no, más bien como si Davide se la estuviera haciendo.
—¿Listo para que sigamos con el entrenamiento? —pregunto mientras me dirijo al refrigerador y tomo una botella de agua.
—En realidad, sí. —Mi cabeza se gira de repente hacia Cole. Su voz sale sin discusión, como si fuera una maldita orden.
Sus ojos están en los míos; me mira con una mirada que no deja espacio para preguntas.
—No, no entrenaré contigo. —Trato de sonar casual mientras hablo.
Me giro hacia Davide para que me diga que es con el que voy a entrenar, como siempre lo hacemos. Pero no, el muy idiota nos mira con diversión, se recuesta más en la silla del comedor y suelta el periódico a un lado.
Mi indignación no tiene límites.
Siento irritación, pero también curiosidad. Cole no espera a que yo diga ni una sola palabra, solo sale y me hace señas con los dedos. ¿Por qué tiene que ser él? ¿Ahora qué quiere él?
El sol de la mañana se filtra por los ventanales, sin duda amo el sol de Sicilia. Cole sube las escaleras y dudé en seguirlo por unos segundos, pero me decido y lo sigo, se dirige a un ala muy apartada de la mía, me muerdo las mejillas de rabia, es como si le molestara tenerme cerca, a mí también me molesta, pero a diferencia de él, su parte es por desprecio, la mía es por la culpa, porque alguien inocente sufrió las consecuencias.
Cole entra en la habitación en la cual ahora está ocupando. Juro por Cristo que mi boca se abre, no me lo esperaba, todo está lleno de cosas de... él.
—Me daré una ducha.
Cole se da la vuelta y se quita los pantalones deportivos, cada movimiento que hace resalta la tensión de sus músculos. Luego se da la vuelta. En su rostro hay una pequeña sonrisa ladeada. Respiro hondo, aprieto mis dedos en un puño.

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Peligroso Deseo +18 [libro 1]
RandomEmily es una chica de bajos recursos que llega a la ciudad de Londres cuando su madre consigue trabajo para la familia Torrance, una de las tres familias más adineradas, no solo de Londres, sino de toda Europa. Ahí es donde conoce a Cole, el hijo he...