Primer libro de la saga: Amor de Fantasía.
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Una profecía.
Dos almas gemelas.
Una Vampira.
Un hombre lobo.
Hambre de ambos.
¿Qué pasará cuando Esmeray se dé cuenta de que es la última hembra de su especie?
¿Qué pasará cuando se dé cuenta de la p...
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Emersson. ____________
Toca de forma nerviosa el collar que adorna su cuello y su fachada de dureza vacila un poco.
Yo sé que no es solo sexo.
Ella sabe que no es solo sexo.
Pero aún así se empeña en decir que es así.
—No veo que más pueda ser. —sus palabras casi me hacen morderme la lengua—Nuestras almas gemelas pueden aparecer en cualquier momento ¿no?
—¿Eres o te haces?
—¿Qué?
—Mira, Esmeray, necesito que me escuches bien.
—No me dan ganas.
Se gira y se mete a su habitación dando un portazo. Me acerco a la puerta y toco muy fuerte.
—Ya puedes irte.—grita desde adentro.
—Esmeray Khonsu Rouge—demando,—¿Sabías que si quiero puedo echar esta puerta abajo?
—Hazlo y verás como no vuelvo a dirigirte la puta palabra.
Suelto una maldición en voz baja y me doy la vuelta para irme a mi habitación. Por la Diosa, qué mujer para sacarme de mis casillas tan pronto.
Entro a mi habitación y me pongo mi ropa. Me esfuerzo mucho por respirar, porque el cuarto está impregnado de su olor y es imposible ignorarlo y no querer estar con ella ahora mismo.
Entro al baño y me lavo la cara. El hecho de que compartamos baño lo hace todo más difícil, porque resulta que aquí también huele extraordinariamente a ella.
Me acerco a la puerta del baño que da a su habitación y recuesto la cabeza, sintiendo su presencia en su cuarto. Me quedo así unos segundos y echo un suspiro de cansancio y frustración mezclados.
Estábamos tan bien hace unos minutos y yo tenía que...
Iba a decirle que la quería.
Que la amaba.
Me frené precisamente para no cortar el momento tan bonito que estábamos pasando, pero tremenda cagada la que me eché.
Me estoy decidiendo en tirar la puerta al suelo, besarla, hacerla mía y confesarle que no tiene que esperar más, que yo soy su alma gemela y ella es la mía.
Pero entonces siento el aroma de mi padre acercarse y salgo rápidamente del baño y de mi habitación.
Bajo las escaleras justo cuando él entra.
—Acompáñame—suelta apenas entrando.
—No estoy de humor para tus mierdas.
—Ni yo para las tuyas y no te estoy preguntando si quieres venir. Te lo estoy ordenando como Alfa de la manada y más te vale obedecer.