Capítulo 2
Arabia Saudí: RiyadhNo puedo decir que se me ha olvidado como editar, más que nada, porque lleva siendo mi trabajo los últimos años. De hecho, estar de viaje con los chicos es en una parte mis vacaciones, y en otra, resultado de que me hayan aprobado el teletrabajo.
Un aspecto tedioso de la vida adulta que a nadie le importa ni le interesa hasta que se ve con veintiún años, cumplidos sola entra palmeras de Los Ángeles.
Pero si puedo asegurar que había borrado completamente de mi mente la odisea de editar con Adrián Iglesias.
Supongo que ha sido una barrera de mi mente, una forma de asegurarme de que pueda seguir editando sin que constantemente me asalten los recuerdos de nosotros acurrucados en las butacas de un hotel del mundo, o con las manos en un mismo teclado, criticando los comandos el uno del otro.
Aunque eso es parte del pasado, porque ahora somos amigos, y cómo he aprendido en el vuelo de cinco horas de esta mañana, él ya está viendo a alguien más.
Sinceramente, que ganas de meterme un tiro en el pie. Menos mal que nadie puede escuchar en alto lo que pienso.
Un carraspeo capta mi atención. ¿O si pueden?
—Voy a salir a hacer una llamada un segundo, pero si quieres ve empezado tú.—se está rascando la cabeza nervioso, y si no lo conociera también su gesto me pasaría inadvertido. Pero claro, no es el caso. En teoría conozco a Iglesias como la palma de mi mano.
—Está bien. Voy a estar aquí.—señalo el hueco de butacas que hay en el pasillo de entre las habitaciones, frente a una cristalera con vistas al Nilo. He de decir que Plex ha elegido un hotel increíble.
El resto hace no mucho que se despidieron con la excusa de que se iban a dormir. Aunque en realidad intuyo que todos, salvo Plex que realmente tenía la cara del peluche de la rana Pepe, se han quedado hablando con sus parejas.
Se me estruja un poco el pecho al pensar que hace unos meses las cosas eran diferentes, que era yo la que estaba con la cabeza en un lío entre Adri y Plex, con el corazón en un puño por no hacerle daño a ninguno de los dos.
Pero de nuevo, eso es el pasado. Voy a repetirme el mensaje hasta que me quede claro. He venido aquí, a disfrutar de la aventura con mis amigos y a ayudar con la edición.
Y bueno, porque soy la más graciosa de todos y sin mí los vídeos tendrían la mitad de visitas, pero eso es una realidad que nadie está dispuesto a admitir.
La luna se refleja entre las hoces serpenteantes del río, un halo azulado que va fluyendo en dirección al sur. El satélite es mi única compañía mientras edito la primera parte del vídeo, eso, y las carcajadas apagadas del otro editor, que se ríe, pero no conmigo.
Jopa me sujeta la cabeza con el dedo índice, porque se niega a dejarme su hombro. Según el voy a dejárselo lleno de babas o alguna cosa del estilo. Si soy sincera, ni siquiera me he enterado de su excusa, estaba demasiado ocupada durmiendo.
—Bro, Ali, nos movemos.—Borja me zarandea como si fuera un paquete de patatas. Este chico sigue sin haber aprendido como tratar a las mujeres.—Venga, que si te mueves te compro un café para el vuelo.
Retiro lo dicho.
Hace un rato que estamos en el aeropuerto, pero apenas he dormido por terminar de editar el vídeo. Los ojos se me cierran casi sin que yo quiera, y sinceramente, me echaría a dormir de pie si no fuera porque aquí mis amigos me dejarían abandonada en vez de llevarme al siguiente destino.

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Cien Noches | YosoyPlex y Adridobylus
FanfictionDiez meses han pasado desde que se acabo la vuelta al mundo. Y diez meses, es mucho tiempo. Cuando Plex, Adri, Borja y Jopa comienzan a dar la tercera vuelta, no pueden olvidarse de su editora favorita: Alicia. PARTE II: OCHENTA DÍAS No es impresci...