✨Capitulo 10✨

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Estación Dos, Distrito Trece, Año 1705
Jayden Hendrix

El despertar me llega como una embestida, el mundo sigue envuelto en sombras, una oscuridad densa que parece haberse apoderado de todo. Mis ojos se ajustan lentamente, y en medio de esa quietud, un torrente de recuerdos me inunda con fuerza. Ella en la cocina, furiosa, con esa mirada que desarma cualquier resistencia. El camisón que apenas la cubre, cortísimo, como si estuviera diseñado para torturarme. Y cada vez que lo recuerdo, esa sensación de hambre, de deseo reprimido, se apodera de mí con más intensidad.

Maldición.

Mi cuerpo responde de inmediato, una presión incómoda crece entre mis piernas. No puedo evitarlo, aunque una ola de vergüenza me recorre. ¿Por qué reacciono así? Es solo un pensamiento, una imagen fugaz. ¿Es esto lo que soy ahora? Un esclavo de mis instintos, de mis deseos más primitivos, todo a causa de ella.

Me levanto de la cama con movimientos lentos, mis pies descalzos tocando el suelo frío, como si eso pudiera calmar la fiebre que siento por dentro. Camino entre la oscuridad, mis manos buscando las cortinas con urgencia. Las aparto con un solo movimiento brusco, y el sol entra a raudales, golpeando mi rostro con su luz implacable. El calor me envuelve, pero no es suficiente para disipar el remolino de pensamientos y sensaciones que me consume.

Miro el reloj, o lo intento. La luz del sol indica que es tarde, mucho más tarde de lo que había pensado. ¿Cuánto tiempo he estado dormido? No tengo tiempo para pensar en ello, hay cosas más urgentes ahora. Me dirijo hacia el baño, mis pasos resonando en el suelo, y cuando llego, me despojo rápidamente de la única prenda que llevaba puesta, lanzándola al cesto de basura sin mirar atrás. El agua fría de la tina empieza a llenarla, su sonido metálico me arrastra a la realidad.

Entro en la tina con rapidez, sumergiéndome en el agua fría que choca contra mi piel caliente. Cierro los ojos por un momento, dejando que la sensación de frío se apodere de mí. Moja mi cabello, las hebras rojizas se pegan a mi frente, y al abrir los ojos, mi reflejo me encara con una calma inquietante. Me recorro con la mirada, cada músculo, cada línea de mi cuerpo, como si no pudiera evitarlo. Los bíceps que se marcan incluso cuando no quiero, los pectorales que se tensan con cada respiración, y el abdomen, tan definido que parece una escultura tallada. Mis piernas son firmes, el equilibrio perfecto que me permite moverme con la agilidad de un depredador.

Me miro y no puedo evitarlo. Soy hermoso. Impresionantemente hermoso. La perfección que me he forjado durante años, una fachada que siempre ha servido para protegerme, para aislarme. Pero ahora, mirando mi reflejo, me doy cuenta de que tal vez esa perfección no sea suficiente.

¿Por qué me está pasando esto? ¿Por qué me afecta tanto ella? La rabia se mezcla con la frustración mientras la imagen de su rostro furioso aparece de nuevo, clavada en mi mente.

— ¿Por qué eres así, mi luna? — Susurro, la ira contenida en mi voz. — ¿Por qué me dejas sufrir de esta forma?

Una oleada de furia me sacude de repente, y me levanto de la tina, mis manos apretando la toalla con fuerza. La tomo del perchero, envuelvo mi cuerpo y salgo rápidamente del baño, mi mente zumbando con pensamientos incontrolables. Camino con pasos firmes hacia mi armario, mis manos recorriendo las prendas que cuelgan en silencio. No tengo tiempo para decisiones complejas, necesito algo rápido, algo que me haga sentir que estoy en control. Encuentro lo que busco: una camisa negra de manga larga, un pantalón formal oscuro, y unos zapatos de cuero café oscuro. Me visto con rapidez, dejando dos botones de la camisa desabrochados, ese pequeño toque de descuido que me hace sentir más a mí mismo.

Una vez vestido, me dirijo a la puerta sin perder ni un segundo. La abro con brusquedad, salgo de la habitación con paso decidido, y me encamino hacia el salón del consejo. Sé que llegaré tarde, pero no me importa. Mi mente está centrada en lo que viene, en lo que tengo que hacer. Tengo que estar allí.

✨ Noches de Luna y Deseo ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora