Capítulo 51

10.2K 592 55
                                    

"Tentar al diablo es vender el alma sin saber el precio."

Cole

Estoy sentado en el capo de mi Aston Martin, el motor del auto aún se siente caliente. Observo el tabaco quemándose entre mis dedos. Después de la pelea que me organizó Alistair, ayudó a relajarme un poco.

El sonido de un motor McLaren interrumpe mis pensamientos. Luego de unos segundos, Alistair se une a mi lado.

—Estás hecho una mierda. ¿Qué pensaría Amelia si te hubiera visto en este desastre mental? —Alistair me pasa una botella de Macallan.

—Quizás se reiría. —Él niega.

—Oh, quizás... te cortaría las bolas. Pienso que estaría celosa de tu chica. Esta logró lo que ella nunca pudo en años.

A pesar de que quise a Amelia, pero de un amor fraternal. Sí, follábamos, el problema fue que ella sí se enamoró, yo no. Tiempo después lo intentamos, aunque ella siempre supo la parte de mí que solo le podía ofrecer, no amor. Ella fue todo lo que nunca quise y, a la misma vez, todo lo que necesité. No pude amarla como ella lo merecía y me culpo por eso.

Mi madre tuvo que ver con su muerte, nunca tuve las pruebas claras, pero no las dudas. Mi madre la había visto como una amenaza, una pieza en el tablero que no debía seguir existiendo.

—Tal vez. —Fumo de mi puro absorbiendo el humo.

—No me gusta cómo estás manejando la situación con tu chica. —Alistair siempre diciendo lo que piensa. No tiene filtros en la lengua, tampoco nunca se preocupa por las consecuencias. Le gusta vivir en sus términos, en sus propias reglas.

—¿Tú dándome consejos de amor, Casanova? —Resoplo.

—Hablas como si yo no tuviera sentimientos, hijo de puta. El hecho de que no busque compromisos, y disfrute de la compañía femenina y lo vea como algo fugaz y sin ataduras, no significa que no te pueda entender. —Vira los ojos y ríe.

—¿Entonces? —Tiro el puro al suelo y lo aplasto con mis zapatos.

—Siento que ella nubla tu juicio. Sabes cómo es nuestro mundo. No puedes dejar ver tu debilidad, la cual ya tienes, ella es tu debilidad. —Hay razón en sus palabras.

—Tengo el control. —No, no lo tengo. Por primera vez en toda mi puta vida, no tengo el control.

—Entonces ve por ella. No eres de abandonar las cosas que te interesan de verdad y estoy seguro que prefieres ver el mundo arder a que ella esté con otro. —Ríe.

—¿Identificado, querido amigo? —Su mandíbula se tensa.

—¿Yo? ¿Por qué lo estaría, querido amigo? —Una risa amarga cruza por sus labios.

—Espero que no te estés jodiendo a mi hermana. Si es así, te voy a guindar de las pelotas. —el hijo de puta ríe.—Lo digo enserio.

—Creo que ella está en edad de decidir. —Mis puños se aprietan.

—Sofía cree en el amor, tú no. Si no vas en serio con ella y no contraes un matrimonio, olvídate de joderla.

Sofía y él son todo lo opuesto, mientras mi hermana está profundamente enamorada de él y cree en el amor verdadero y en tener algún día una familia feliz. En cambio, con Alistair la cosa es distinta. Él tiene una actitud desinhibida, disfruta de su libertad y sin la necesidad de establecer conexiones profundas.

***

Siempre he odiado estas reuniones. Los hombres en esta mesa me parecen pequeños, por más que intenten demostrar el poder que ejercen en su territorio. El aire está impregnado de whisky caro y caoba. Estamos en una de las propiedades de uno de mis capos.

Peligroso Deseo +18 [libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora