Capítulo 2

824 127 0
                                        

Habían pasado ya 14 años desde aquella ocasión en que Harry Potter lanzó una moneda a la fuente. El niño, ahora un hombre, incluso había olvidado ese hecho, pero el asunto con estas cosas, es que los deseos tarde o temprano se materializan, aunque no siempre como se piden. Dice un dicho que "el universo escucha" y Harry lanzó una petición que estaba por ser respondida de una forma peculiar.

Luego de su cumpleaños 17, Harry abandono finalmente la casa de los Dursley y aunque Albus Dumbledore, el director, le sugirió encarecidamente que tomara un aprendizaje en Defensa Contra las Artes Oscuras, Harry ignoro esto y se dedicó a otra cosa muy diferente.

Se convirtió en repostero.

Una de las cosas que Harry aprendió cuando era un niño, fue a cocinar con su tía. Era un raro momento donde su tía conectaba con él a un nivel casi emocional. Era evidente que su tía quería pasarle a alguien de la familia las recetas de sus padres, ya que Harry notó que su tía siempre tenía los ojos acuosos cuando le enseñaba una receta. Sumando esta pista con un libro de recetas antiguo que encontró en el ático, no había que ser un genio para entender que cocinar era algo propio de los Evans.

Quizás era un asunto de enseñarles solo a las chicas, pero su tía no pudo tener más bebés y se quedó solo con Dudley, quien no mostró interés en aprender a cocinar. Harry sí y de ahí en adelante, Petunia decidió al menos enseñarle a cocinar.

Harry resultó ser muy bueno en esto y sus pastas de té eran elogiadas por las amigas de su tía, quienes incluso le llegaron a hacer pedidos para sus propias fiestas de té. Harry ganó así varias libras para sus propias cosas.

Cuando Harry le anunció a su tía que había decidió perseguir una carrera en el mundo no mágico, ella lloró a mares. Aunque su sobrino había ido a Hogwarts, al final este decidió permanecer en el mundo de su familia materna y fue por la cocina. De alguna forma, Petunia sintió que le había ganado una batalla al mundo mágico.

A partir de ahí, la relación con su tía mejoro al punto de considerarse familia (un poco distante) y aunque Harry seguía siendo un mago, también vivía como un muggle la mayor parte del tiempo. No despreciaba su parte mágica, pero pensaba que toda esa idealización de "El Niño Que Vivió" era demasiado tóxica para manejar.

Así que ahí estaba Harry, viviendo en un pueblo histórico, perdido en alguna parte de Escocia y haciendo panes, pasteles, galletas y demás cosas deliciosas que comer una tarde con un buen té o café.

Sin embargo, su pequeña rutina estaba por ser sacudida por una presencia del pasado, que él nunca conoció, aunque escucho mencionar algunas veces en la escuela, con un poco de temor.

~~~~~~~~~~*****~~~~~~~~~~

Severus Snape había decidido venir a este pueblo luego de la muerte de su abuelo. En algún punto de su adolescencia estuvo a punto de unirse a algo horrible, pero la Diosa Fortuna decidió por una vez extender su mano y llevó a Severus al único ser humano que podía marcar una diferencia.

Luego de su pelea con Lily Evans, Severus estaba muy deprimido. El problema con los Merodeadores escalo bastante en el siguiente año y para redondear su mala suerte, sus padres habían muerto en un homicidio-suicidio. No le quedaba nadie y la invitación a unirse a los Mortífagos, de parte de Lucius Malfoy, sonaba a un canto de sirenas.

Fue entonces que su abuelo, el ser más temible según su difunta madre, llegó por Severus al final del año. Y aunque su inicio fue muy ríspido, Severus entendió que este señor tan duro y estoico era todo lo que quedaba de su familia. Su padre, el asesino de su madre, no tenía familia viva y su madre solo tenía a su padre, que la repudió por casarse contra su voluntad.

Acebo Y MuérdagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora