sinopsis:
Hyunjin, un talentoso cirujano, se encuentra sumido en la oscuridad tras la trágica pérdida de su esposa en un accidente de tránsito. Su mundo se desmorona, y la esperanza parece un sueño lejano. Sin embargo, durante el funeral, su vida da...
Hyunjin retiró rápidamente su mano de la pierna de Felix y se levantó de un salto, su rostro reflejando una mezcla de sorpresa y nerviosismo. Felix, con una mueca de dolor, se sobó la espalda mientras intentaba ponerse de pie. Hyunjin suspiró profundamente y extendió su mano hacia el rubio, quien la tomó con una sonrisa agradecida.
—¿Por qué estás aquí tan tarde? —preguntó Hyunjin, su voz cargada de preocupación.
Felix se rascó la cabeza con una risa nerviosa. —Tenía hambre, jeje…
Hyunjin negó con la cabeza, cerró el refrigerador y se dirigió a la alacena para sacar un cartón de ramen. —¿Tú también tenías hambre? —preguntó Felix, sentándose en una silla del comedor.
Hyunjin lo miró de reojo y negó en silencio. Felix sonrió ampliamente. —Entonces, ¿es para mí? No es necesario, yo…
—¿Te lo dicen seguido? —interrumpió Hyunjin, su tono serio.
—¿Qué cosa? —preguntó Felix, confundido.
—Que te pareces mucho a Lía.
Felix rodó los ojos, frustrado. —Ah… ¿eso te molesta de alguna forma? —se levantó y caminó lentamente hacia Hyunjin.
—Sí, me molesta —respondió Hyunjin, su voz firme.
Felix se detuvo, observando la espalda ancha de Hyunjin. Olfateó ligeramente el aire. —¿Acaso estabas bebiendo?
Hyunjin ladeó la cabeza para mirarlo de reojo. —Ten, come —dijo, entregándole el tazón de ramen.
Felix tomó el tazón y volvió a la mesa, donde se sentó a comer felizmente. Hyunjin lo observaba desde el fregadero, notando un raspón en el tobillo de Felix, tan rojizo como el vino tinto sobre su piel pálida. Intentó no mirar, no quería ser amable con ese chico, pero había algo en él que le hacía perder el aliento.
—Amabas mucho a mi hermana, ¿acaso te recuerdo a ella? —preguntó Felix de repente.
Hyunjin se tensó con esas palabras y rápidamente volteó a ver al chico. —¿Qué acabas de decir?
—¿Te recuerdo a ella? Su misma tez, su cabello, sus ojos… —dijo Felix, dejando el tazón de lado para caminar hacia Hyunjin. Acarició suavemente su pecho—. Mi olor, todo de mí… Me han dicho que no tengo el cuerpo de un hombre, ¿sabes? Eso me acomplejaba, pero ahora creo que no me desagrada.
Hyunjin frunció el ceño, sintiendo que este chico lo estaba atormentando, volviéndolo loco.
—¿Te estás burlando? ¿Te divierte verme sufrir? Incluso creo que te estás aprovechando de mí para estar en esta casa —dijo Hyunjin, tomando al rubio por la cintura para alejarlo.
—Puedo ayudarte si te sientes solo… puedes imaginar que soy mi hermana…
Hyunjin tapó la boca de Felix con su mano y se alejó de él. —Deja de bromear, tu hermana ha fallecido, ten un poco de respeto —dijo, soltando al rubio y dejándolo solo en la cocina.
Felix, por su parte, se reía mientras se apoyaba en la mesa. Hyunjin era un tonto total, muy fácil de manipular.
...
Luego de esa noche, pasaron varios días sin que Felix se encontrara ni una sola vez con Hyunjin en la casa. Las señoras de la limpieza le comentaban que Hyunjin se iba a beber a altas horas de la noche y regresaba por la mañana, solo para encerrarse en su habitación.
Durante esos días, Felix estuvo buscando trabajo incansablemente. Finalmente, consiguió un empleo de medio tiempo durante las vacaciones, con la esperanza de ahorrar dinero para ingresar a una universidad en Corea. Cada mañana, llegaba a su trabajo a las 7, pero el aburrimiento lo consumía. Hyunjin seguía encerrado en su cuarto, y Felix necesitaba algo de diversión.
Una tarde, mientras Felix se preparaba para salir al trabajo, se encontró con una de las señoras de la limpieza en el pasillo.
—¿Has visto a Hyunjin hoy? —preguntó Felix, tratando de sonar casual.
La señora negó con la cabeza. —No, joven Felix. Se fue anoche y aún no ha regresado.
Felix suspiró, sintiendo una mezcla de frustración y preocupación. —Gracias, señora Kim.
Al llegar al trabajo, Felix no podía dejar de pensar en Hyunjin. Durante su descanso, decidió enviarle un mensaje de texto, había conseguido su contacto gracias a la señora Kim.
"Señor Hwang, ¿está bien? No le he visto en días." escribió, esperando una respuesta que nunca llegó.
Esa noche, al regresar a casa, Felix se dirigió directamente a la habitación de Hyunjin. Tocó la puerta suavemente.
—Hyunjin, soy yo, Felix.
No hubo respuesta. Felix apoyó la frente contra la puerta, sintiendo la fría madera contra su piel.
Finalmente, escuchó un leve ruido desde el interior. La puerta se abrió lentamente, revelando a un Hyunjin desaliñado y con ojeras profundas.
—¿Qué quieres, Felix? —preguntó con voz ronca.
Felix sonrió bobamente, de reojo volteó a ver hacia abajo. Hyunjin usaba esos pantalones de pijama y oh vaya que no estaba usando ropa interior, pues eso que se marcaba no era nada normal. —Yo… Quisiera pedirte perdón, ya sabes… por lo que dije —dijo Felix, con la voz temblorosa y los ojos llenos de arrepentimiento.
Hyunjin suspiró profundamente y se acercó a la puerta. —Si eso es todo, entonces está bien, puedes irte —respondió, cerrando la puerta en la cara de Felix.
Felix se quedó parado allí, atónito e indignado. Sin decir una palabra, se dio la vuelta y corrió a su habitación, sintiendo una mezcla de frustración y tristeza.
Una vez en su cuarto, Felix tomó una bata fina y se dirigió al baño. Mientras el agua caliente caía sobre su cuerpo, sus pensamientos se arremolinaban. De repente, una idea brillante se encendió en su mente. Haría algo divertido esta noche.
Después de la ducha, Felix se miró en el espejo, una sonrisa traviesa curvando sus labios. Se vistió rápidamente con la bata y salió de su habitación, decidido a llevar a cabo su plan.
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¡Gracias por todas esas lecturas! Me alegra que la historia les guste mucho <3