Una Ilusión.

Capítulo 26

Sola de nuevo.

"Su corazón late con la esperanza de ser amada.

Sam.

Abro los ojos y los cierro enseguida al sentir que me aplastan la cabeza con un tractor. Me remuevo con dificultad, me detengo inmediatamente al oír un leve suspiro en mi pecho, mi mirada baja y se me nubla al tener unos rizos en frente de mi rostro, unas manos se mantenían envueltas en mi cintura con un fuerte agarre. Su cabello desarreglado apenas me dejaba observarlo, tenía la ropa hecha un desastre, había un vaso de agua en la mesita de noche y sentía peso muerto encima de mí.

—¿Vives? —murmuro y pongo un dedo bajo su nariz para confirmar que respira; aquél gesto lo hace estremecerse, se levanta acelerado en un movimiento rápido.

—¿Estás bien?, ¿Necesitas algo?, ¿Te sientes mejor?, me quedé dormido, lo siento tanto, no debí haber dormido, tenía que estar atento a ti, no tenía que dormirme hasta que te sientas mejor.

—Hey, hey, está todo bien, no necesito nada, me siento mucho mejor y tú tenías que dormir, tranquilo, todo está bien.—murmuro tomando su mejilla.

—Perdóname, no debí alejarme de tí anoche, no tenía que dejarte sola, fué mi culpa, podía haber pasado a mayores, ¿Y si eras alérgica a algo?, no sabría que hacer si te perdiera, me quedaría sin rumbo alguno, te amo tanto que no sabría vivir sin ti —sus sollozos resonaron en la habitación, en un silencio absoluto dejo un pequeño beso en sus labios y lo abrazo tratando de demostrarle a través de este acto que todo estaba bien. Porque mientras él esté a mi lado yo estaría bien.

—Perdóname... —llora y me abraza tratando de fusionar nuestros cuerpos.

—Está todo bien, tranquilo, estoy bien.

—Tuve tanto miedo, creí que te perdería —murmura y me apega más a él.

—No lo harás, está bien, estoy bien, estamos bien —murmuro e intento calmar aquél llanto casi inaudible.

—¿Tienes hambre? —pregunta una vez más calmado, se separa de mí y me deja ver aquellos ojos color avellana los cuales estaban rojos y cansados, esos hermosos ojos estaban siendo adornados por unas grandes ojeras.

—¿Lloraste?

—Toda la madrugada, me sentía mal, no respondías, estuve a tu lado esperando a que me dieras alguna señal, pero nada, lo único que me mantenía cuerdo era oír tu respiración, me acosté a tu lado y me quedé dormido —murmura absorbiendo su nariz.

—Lamento haberte preocupado, no fué mi intención asustarte, no creí que esto pasaría solo por comer un bobo pastelito.

—No, es mi culpa por confiar en Mari, yo sabía que sus tontos celos e inmadurez nos traerían problemas, pero de verdad creí que había cambiado, pero sigue siendo la misma egoísta de siempre.

—Casi mue...

—No lo digas —Jake me tapa la boca de manera rápida —no digas eso, jamás dejaría que eso pase, no vuelvas a repetirlo.

—Pudo haber pasado...

—Prefiero estar muerto a pasar una vida llena de agonía sin tí —me besa callándome nuevamente —te amo tanto que no sé qué hacer sin ti, eres mi todo y no podría seguir sin tí —apoya su cabeza en la mía y suelta un largo suspiro.

—No digas esas cosas, no puedes amarme tanto.

—Soy capáz de arrancarme el corazón si me lo pides, solo pídemelo y lo tendrás en tus manos, porque tuyo ya es.