ALMA
Me gusta Pau. Me gusta muchísimo.
Admitirlo, así sin más, al menos para mí, supuso un alivio. Fue como si al aceptarlo sin sentirme presionada por nadie, me estuviera quitando un peso de encima.
Las noches que pasábamos juntos no ayudaban, los besos y las caricias fueron avivando más y más esa inquietud que crecía desorbitadamente en mi interior. Y para cuando me fui a dar cuenta, me estaba pillando muy fuerte.
Y lo de disimular no se me daba nada bien. Mis padres se dieron cuenta al instante y al parecer, Héctor, el compañero de habitación de Pau, también. Me miraba de una forma muy inquietante y sonreía como si supiera mi secreto y estuviera decidiendo si contarlo o no. No me molestaba que lo intuyera, en realidad no es que me molestara, simplemente me daba miedo.
Estaba sometida a la presión que ejercía la directora del centro, a sus chantajes y a la falta de profesionalidad que había en general. Lejos de sentirme respaldada, me sentía una mierda. Estaban minando cada día mi felicidad y me aferraba a Pau porque al final del día era quien me proporcionaba algo de felicidad. Con él conseguía desconectar de todo y me hacía sentir bien, con él podía ser yo. Sin tapujos, sin mentiras, sin presiones. Simplemente yo.
— Alma —su susurro fue un sonido hueco en medio de mi caos interior—. ¿Ocurre algo? —alejó su boca de mi cuello y negué con la cabeza.
— Lo siento, estaba pensando en mis cosas —intenté sonreír, pero con él ya no funcionaba lo de fingir.
Me conocía demasiado bien. Pau me miró con compasión, como si supiera perfectamente lo que me estaba rondando por la cabeza. Volvió a cernirse sobre mí, pero esta vez, sus labios besaron mi mejilla.
— No quieres que siga, ¿no? —confundida, me apresuré a negar con la cabeza.
— ¡No es eso! —Quizás soné demasiado desesperada—. Sí y no —respondí con sinceridad —. Me apetece, créeme que me apetece y mucho, pero siento que no estoy preparada.
— Como tú quieras —me giró la cara y me dio un beso en los labios—. Tenemos todo el tiempo del mundo.
— ¿No estás enfadado? —me erguí y apoyé las manos en la cama para mirarlo—. Me sorprende.
— ¿Por qué debería enfadarme? —se encogió de hombros—. No te voy a obligar a follar conmigo, Alma. ¿Con que clase de tíos has estado?
— Tengo a un acosador rondándome todos los días. Creo que es respuesta suficiente, no es por ti. Es que me da miedo, solo eso —respondí con debilidad mientras me acariciaba los brazos.
De repente sentí un frío repentino, que ascendió por todo mi cuerpo dejándome helada. Pau lo notó, como todo lo que pasaba a mí alrededor. Se sentó detrás de mí y me abrazó. Me sentí súper pequeña ante su abrazo. Apoyé la cabeza en su hombro y cerré los ojos momentáneamente.
El sol comenzaba a esconderse detrás de las ventanas de la última planta del castillo, tiñendo la habitación de tonos cálidos y suaves. Estábamos en silencio, pero no era incómodo. Pau estaba detrás de mí, con sus brazos envueltos alrededor de mi cintura, su pecho firme seguía apoyado en mi espalda. Sentirlo tan cerca era una mezcla de sensaciones que apenas podía describir.
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Royal ▪︎ PAU CUBARSÍ
FanfictionALMA Creía que lo tenía todo para brillar, que el mundo estaba bajo mis pies y que era capaz de conseguir todo lo que me propusiera. Pero de la noche a la mañana mi vida cambió, le dejé entrar y desde entonces comencé a vivir una condena que acabarí...