Capítulo 48

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"Me quedé esperando un regreso que nunca llegó"

Emily

Las voces llenan mis oídos, como algunos  tipos de susurros, pero no entiendo las palabras. Escucho órdenes, en pocas palabras, solo escucho caos. Me siento fluyendo entre lo vivo y lo muerto.

—Necesitamos más oxígeno, se nos está yendo —puedo distinguir la voz suave de una mujer.

—Su pulso es muy débil, doctora...

—Debemos estabilizar su pulso.

"Estoy viva", eso quiero decir, pero no me puedo mover, ni siquiera mis párpados.

—Es imposible —escucho varias voces, esta vez la de un hombre.

—Lo hemos perdido.

—Hicimos todo lo posible.

6 semanas después

Mis párpados se abren; los siento pesados. Vuelvo a cerrar los ojos cuando una luz blanca me golpea. Los pitidos de las máquinas son todo lo que puedo escuchar.

—Bienvenida nuevamente al mundo —un doctor inyecta algo en la bolsa de suero.

—¿Qué me está inyectando? —pregunto con voz ronca.

—Es morfina. Ayudará con el dolor.

Intento mover mis dedos con movimientos torpes. Gruño al acomodarme y quedar algo sentada.

—Su prometido está exigiendo verla. —Cole.

—De acuerdo...

Tengo el temor atorado en la garganta, una palabra no dicha, con miedo de que se lleve el último gramo de esperanza que me queda. Siento que me estoy volviendo como una demente y no tengo forma de detenerlo.

Me espanto y me tenso cuando alguien más entra en la habitación. Cole. Me relajo. Está despeinado, pálido. Se ve cansado.

—Voy a vengarme por ti, por nuestro bebé y por la memoria de Dystran. —La última esperanza que ya no tengo se rompe. No sé qué dolor es más fuerte, si el mental o el físico.

—¿Cuánto tiempo llevo aquí? —Su mandíbula se tensa.

—Algunas seis semanas.

***

Cole

Observo a Emily mientras duerme; luce relajada. Quisiera mantenerla encerrada, en un lugar donde nadie le pueda hacer daño, solo guardada para mí. Tengo que parar esto. No dejaré que nadie más la vuelva a lastimar, ni siquiera yo.

Estoy sentado en la silla mientras la miro, tomando su mano, memorizando sus labios, sus ojos, pestañas, cada marca de su piel. Emily se despierta y abre un espacio en las sábanas, invitándome a dormir con ella. Debo parar, me e repetido este mismo mantra durante estas seis semanas.

La voy a dejar ir. Eso no significa que otro hombre la tendrá. Emily no está hecha para el peligro; ella debe estar protegida. No puedo tenerla cerca mientras mis enemigos aún esperan el momento para atacar. Fui el culpable de embarazarla y también de que lo perdiera.

No puedo vivir sabiendo que, tarde o temprano, alguien la asesinará como venganza hacia mí. Pero, al menos, puedo vivir sabiendo que está a salvo, aunque eso signifique no poder tenerla conmigo al mismo tiempo.

Con esta decisión que he tomado, haré que me odie. El peso de ello se siente sobre mí; ya no podré tocarla, sentir sus labios bajo mis dientes mientras los muerdo, escuchar sus risas, cada gemido, cada estremecimiento. Y, sobre todo, perderé esa única mirada que me regala solo a mí, esa forma en la que me mira como si yo fuera lo único en su vida.

Peligroso Deseo +18 [libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora