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*Si no es mucha molestia comenten pliss y no sean lectores fantasma se lo agradecería mucho que comentaran en esta historia*
Capítulo cuatro: Lo que tengo que aguantar
Los días siguientes a la decisión de Kaela de quedarse en Berk fueron un torbellino de emociones y nuevas responsabilidades.
La aldea entera parecía haberse revitalizado con su presencia.
Algunos decían que era por la manera en que trataba con los dragones, otros mencionaban su risa, que siempre parecía desarmar las tensiones más densas.
Kaela, sin embargo, se dedicaba simplemente a lo que sabía hacer: cuidar, escuchar y aprender.
Para la chica aunque pareciera rar, aquel periodo en esa aldea le hacía sentirse libre, sentirse que por fin podía ser ella misma de nuevo
Se sentía viva otra vez
No más estándares, inseguridades o normas, ella era quien dictaba su propio destino y eso la hacía feliz
Todas las noches miraba a la luna y hablaba con ella creyendo que la escuchaba, le contaba que extraña muchísimo a Jack y a sus amigos los guardianes y por eso se sentía a veces mal de sentirse tan feliz en ese lugar