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*Si no es mucha molestia comenten pliss y no sean lectores fantasma se lo agradecería mucho que comentaran en esta historia*
Prólogo: La guardiana de dragones
En los albores de una era en que la humanidad apenas recordaba la magia, los dragones eran más que criaturas míticas
Eran guardianes del equilibrio, seres de poder puro que conectaban el mundo terrenal con el espiritual.
Sin embargo, el temor y la codicia de los hombres los condenaron.
Fueron perseguidos, cazados y casi aniquilados.
Solo unos pocos lograron escapar, ocultándose en los rincones más inhóspitos y solitarios del mundo.
En medio de esta tragedia nació Kaela, en una pequeña aldea al pie de montañas cubiertas de niebla.
Desde niña ella se sentía que era distinta, no se sentía igual a los otros niños de su aldea
Su cabello rojo y sus ojos verdes eran demasiado llamativos para un pueblo donde cualquiera que se alejara de la belleza canónica era un bicho raro
Además que al vivir con su abuela y su hermana pequeña en una cabaña algo alejada de la aldea provocaba su desconexión con el resto disfrutando más de su compañía cuidando a los animales heridos del bosque o leyendo viejos libros junto con su abuela
Pero ella también podía sentir lo que otros no... El eco de los dragones que alguna vez llenaron los cielos, el susurro de sus almas que clamaban justicia.
Su abuela le decía que estaba bendecida por las estrellas, y ella solo le sonria, no creía del todo en aquella viejas historias pero disfrutaba cuando su abuela se las contaba
Pero un día, era el solsticio de invierno, y el cielo despejado mostraba una luna llena que iluminaba el mundo como un faro plateado.
Kaela, inquieta, había salido de su cabaña para recolectar algunas frutas ahora con tranquilidad cuando vio a un pequeño pajarito herido en la nieve y vio arriba el nido de este