Setenta y ocho.

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Narra Gavi.

No puedo más.

Cada vez que empatamos o perdemos el entrenamiento el del día siguiente es mortal, ya llevábamos veintiocho vueltas al campo.

- Este hijo de puta va a acabar con nosotros. - me dice Fermín con la voz entrecortada por la fatiga. Yo ni le respondo.

- ¡Gavi! ¡Rapha! ¡Robert! ¡Vosotros a contraste! - termino la vuelta número veintinueve y me dejo caer en el suelo respirando fuertemente. - ¡Pedri, Fermín, Dani, Íñigo, Pau e Iñaki! Tres vueltas más. ¡Marc, Gerard y Jules! Vosotros hasta que no podáis más. -

Salgo del campo de entrenamiento a trompicones y ya veo a Celia riéndose en mi cara mientras que me da una palmadita en la espalda. El polvo de ayer me desfogó durante unos minutos, pero hoy fue volver al entrenamiento y reventar.

Voy a contraste de frío y calor y al salir directo a ver a Albert que de casualidad está con Celia. - ¡Albert! Me cago en tus muelas. - oigo que se queja mi chica.

Robert se acerca a mi. - La está reventando. -

- Ya lo veo. -

Veo que se levanta muy rápido y coge a Albert por la pechera. - ¡QUIERO LLEVAR TACÓN ESTA NOCHE! - reímos los presentes.

- Lo llevarás. -

- Pues deja de joderme. -

Albert se ríe y ya termina con ella. - Voy a ayudarla. - la ayudo a levantarse y la veo que solo lleva su tanga.

- ¿No tienes unas bragas más feas? - le digo cuando la dejo en el vestuario.

- ¿No te gusta mi tanga? -

- A mí y a Albert. -

- Si, pero solo tú puedes ver lo que hay debajo. - me sonríe y ya pone el bañador para ir a la piscina y yo me apunto al mismo plan.

Cuando llegamos a la piscina, ella se pone a dar paseos y yo me meto en el jacuzzi donde está Lamine que ha acabado la sesión de fisioterapia.

Estoy quince minutos y salgo cuando veo a Celia salir de la piscina.

Salimos de la ciudad deportiva. - Paso a recogerte a las seis. - digo mientras me apoyo en su ventanilla y dejo un beso en sus labios.

Paso la tarde en casa haciendo un poco el vago y a las cinco y cuarto empiezo a prepararme.

Me decido por un pantalón color crema, un jersey de punto gordo color beige y mis zapatillas blancas y negras. Peino un poco mi flequillo y después de echar colonia y el after shave que sé que le gusta a mi chica, cojo el móvil, la cartera y las llaves del coche y ya salgo de casa.

A las seis en punto llego a su casa y le envío un WhatsApp avisándola de que ya estoy esperando por ella.

Madre mía, ¿esa es mi chica?

Llevaba un pantalón de cuero negro corto, con un jersey negro de rayas blancas. Unas medias negras y unas botas con tacón alto.

Atracción (Pablo Gavi) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora