✨Capitulo 8✨

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Estación Dos, Distrito trece, Año 1705
Asterin kendrick

Me desperté, y los recuerdos de la noche anterior me golpearon con fuerza. Jayden enojado por mi escape, mis amigos y yo divirtiéndonos como si no hubiera un mañana, y ese chico, Ezequiel, cuyo nombre resonaba en mi mente con algo de malestar, recordándome la forma en que Jayden se había puesto celoso. Mi cabeza daba vueltas, y a pesar de la ligera resaca por las tres copas de limonada con Aulladores, me levanté de la cama con esfuerzo. "Este día va a ser largo," pensé, mientras recogía a mi peluche del suelo, a quien llamé An, una ranita de peluche verde que me había acompañado desde pequeña.

Al caminar por el pasillo en dirección a mi habitación, sentí un
ligero mareo, como si aún estuviera girando con la música de la noche anterior. Cada paso era un desafío, pero al mismo tiempo, un intento por ordenar mis pensamientos. Mientras aquellos fragmentos, se agrupaban en mi mente, llevándome con sigo, a la noche Anterior.

Flashback
Entramos todos a la taberna, y casi de inmediato, el olor inconfundible de los aulladores me golpea como una ráfaga cálida y embriagadora. Es un aroma dulce, intenso, que parece adherirse a cada rincón del lugar, mezclándose con la madera vieja, el alcohol derramado y la energía efervescente de la multitud. Nunca he probado algo como los aulladores, y la idea de que su efecto pudiera sobrepasarme cruza por mi mente con un escalofrío.

Mientras observo el lugar, no puedo evitar quedarme maravillada. La taberna parece una cueva viva, con paredes de roca tallada y luces tenues que parpadean como si fueran llamas danzantes. Las mesas están dispersas, rodeando una pista de baile que parece el centro del mundo esta noche, y los músicos en una esquina llenan el aire con una melodía cautivadora que resuena en mi pecho.

Mis amigas, por otro lado, parecen deslumbrantes. Amanda lleva una falda rosa delicada combinada con un corsé blanco que resalta su figura de forma impecable. Zara ha optado por un vestido verde profundo que complementa el brillo travieso en sus ojos. Venus, siempre tan atrevida, luce un vestido morado que abraza su figura, coronado con un corsé negro que destila confianza. Incluso Jack se ve especialmente bien esta noche, con un aire relajado que encaja perfectamente con su sonrisa despreocupada.

—Busquemos una mesa —dice Amanda, liderando como siempre con esa seguridad que parece contagiosa.

Nos abrimos paso entre la multitud, esquivando bailarines, camareros y lobos cuya energía parece casi palpable. Sin embargo, no puedo ignorar las miradas. Son directas, persistentes, cargadas de curiosidad y algo más que no puedo identificar del todo.

Finalmente, encontramos una mesa cerca de la pista. Amanda se sienta primero, seguida de los demás, dejándome en el centro, justo enfrente de todos ellos. La incomodidad se instala rápidamente cuando me doy cuenta de que sus ojos están fijos en mí con una mezcla de diversión y expectativa.

—Y bien... —comienza Amanda, arqueando las cejas con una exageración teatral—. ¿Cómo está tu hombre, As? ¿Ya lo viste sin ropa?

Mi rostro se calienta al instante. La indignación y la vergüenza se mezclan en mi voz mientras intento defenderme.

—¡No! ¿Qué te pasa, Amanda? Ya hablamos de esto en la mañana.

Mi respuesta solo provoca una ola de risas alrededor de la mesa. Zara y Venus están prácticamente dobladas de la risa, mientras Jack niega con la cabeza, divertido.

—Creo que deberías buscar un mejor partido esta noche —dice Venus, señalando discretamente a un grupo de chicos que están cerca de la barra.

—Estoy de acuerdo —responde Zara con entusiasmo, poniéndose de pie de inmediato.

✨ Noches de Luna y Deseo ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora