"Si te morís mañana, ¿a lo de quién vas hoy?"
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Harry se encerró en uno de los cubículos del baño del café, tratando de no hiperventilar.
Era absurdo, todo era absurdo. El traje de todos los días que lo asfixiaba, el peso de la cajita de joyería en su bolsillo, sus ganas de arrancarse la cara con sus propias manos, todo era un claro grito de que no tenía que estar ahí. Pero después llegaba esa parte de su cabeza que se ocupaba de llevarlo por el camino correcto y le exigía que deje las idioteces, que era un hombre grande de 32 años que ya debería estar rodeado de su propia familia, no apenas dando el pasó al "sí, quiero".
--Qué estoy haciendo con mi vida, Dios mío.-- Murmuró sentándose en el inodoro con la tapa cerrada, sin siquiera fijarse si estaba limpio o no. En otras circunstancias, le daría hasta asco pasar más de dos minutos en ese inmundo espacio, pero en ese momento no concebía un refugio mejor. Captaba exactamente la esencia que percibía de sí mismo.
Tenía la sólida sensación de que estaba dando vueltas como trompo hacía años, desde que eligió un tipo de vida que odiaba. Lo que antes eran días y noches con orden y calidez se transformaron en horas y horas perdidas en la inmensidad de la ciudad y el tiempo, totalmente carentes de sentido. Lo que antes era reír y correr para vivir se transformó en muecas serias, desdeñosas, como si nada fuera suficiente para generarle alegría otra vez. Lo que conoció como la certeza de su vida se diluyó en sus manos por su culpa, y de repente cayó en cuenta que estaba en un camino sin retorno, cuando lejos de sostener una mano tatuada y de dedos largos sus ojos dieron con una cajita preciosa, con un anillo frió y sin alma dentro. El anillo que usaría para pedirle a Byron que sea su esposo.
Louis había tenido tanta razón de no querer meterse en ese mundo sin vida, y tonto él que se lo había reprochado.
--Harry, ¿estás acá?-- Escuchó la voz de su pareja, y fue rápido a subir las piernas para que sus pies no delaten su posición. Se quedó muy callado y atento, mirando a la cajita que sus dedos sostenían como si fuera el más grande enigma que el hombre jamás había desafiado.-- ¿Bubi?-- Se quiso morir cuando escuchó ese apodo horrendo.-- ¿Dónde se metió este hombre ahora?
Escuchó cómo la puerta se abría y cerraba, pero no se movió de su escondite porque no confiaba que estuviera solo todavía. Y tuvo razón, Byron salió dos minutos después con un resoplido preocupado por no encontrarlo. Y sin embargo, se quedó ahí.
No debería estar pensando en otro hombre cuando tenía el anillo que iba a darle a su novio cuando le pidiera que sea su esposo.
Era un poco imposible no pensar en Louis todo el tiempo, igual. Se había resignado a llevarlo para siempre en su mente, en su corazón, en cualquier parte de su cuerpo que le pertenecía por derecho pese a no haberlo reclamado en años. Era hasta patético, pero se negaba a pensar mucho en lo mal que estaba vivir constantemente anhelando una vida pasada que no le permitía continuar al futuro, a lo que su destino le tenía preparado. No estaba Louis ahí, lo tenía que aceptar en algún momento, pero mierda si no era difícil dejar al amor de su vida atrás.

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Larry Stylinson - One Shoots.
RandomHistorias cortas, todas Larry. Las descripciones están en el principio de cada parte. #1 ranking "os", 17/01/2023 #2 ranking "larry", 31/01/2023 #1 ranking "short", 29/04/2023 #1 ranking "ls", 29/04/2023 Gracias por leer ♡.