Capítulo 1

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Me encontraba recogiendo setas en el bosque, pues Gena las necesitaba para la elaboración de las medicinas que nuestros guerreros necesitaban. De su última batalla muchos habían llegado muy mal heridos pero gracias a los dioses hoy estaban mucho mejor, lo suficiente como para acompañar a nuestro Alpha Oleg quien se dirigía a una aldea humana la cual estaba infestada de Vurdalaks.

Llevaba casi todo el día de hoy en mis labores de recolectora, tan sumida en mis pensamientos que no pude escuchar el momento exacto en el que una persona se acercaba por detrás de mí hasta que hablo. Exaltandome y haciendo que soltará la cesta con las setas que tanto tiempo me había llevado juntar.

-¿Qué haces por aquí? Cachorra.- Preguntó un hombre muy alto y pálido, con el cabello un poco largo y negro. Su rostro era joven y hermoso, pero sus ojos tenían esa mirada vieja y cansada. Una mirada azul que sin duda le arrancaba el aliento a cualquiera.

-¿Quién eres? Vete, estas son las tierras de el gran Alpha Oleg.- Lo mire, desafiante. Mi ojos Verdes contra su hermoso azul.

Aunque trato de ocultarlo, no me perdí la expresión de diversión que tenia en su rostro. Eso me hizo enfadar mucho. ¿Se burlaba de mi? O quizá era que no le temía a mi Alpha.

-Déjame decirte algo, cachorra.- Exclamó, con una sonrisa en su rostro. La más hermosa que he visto.- Hace muchas horas te alejaste de las tierras de ese perro. Aquí es tierra de nadie, preciosa. Aquí, Todo se vale.

Comencé a retroceder lentamente, buscando con la mirada algún camino que se me hiciese familiar para llegar a casa pero no encontré ninguno. Él no paso por alto mi acción, acercandose un poco más a mi. Intimidandome con esa mirada vacía y fría.

En ese momento más que nunca odie no tener los sentidos de los machos de mi manada. Apestaba no tener sangre Beta o Alpha para así poder transformarme e irme lejos de aquí.

-Por favor, déjeme irme, mi manada no sabrá nunca que nos encontramos. Solo me iré.

Me aleje un poco más de este extraño, tanto que choque contra el tronco de un árbol a mi espalda. El hombre se acerco a mi con velocidad sobrenatural, mostrándome lo que en realidad era. Un Vurdalak.

-No te vayas, cachorra. Dejame jugar un poco contigo.- Susurro justo en el momento en que una corriente de aire me atrajo su aroma. Lo aspire con fuerza, cerrando los ojos por el placer que me causaba su olor.

Tomó mi mano en la suya, acariciandola lentamente, llevándola a sus labios y besándola.

-No, por favor.- Jadee, aún borracha de él.

-Después de todo.- Continuó.- Estoy en mi derecho, ¿Cierto?

Mis ojos se abrieron de golpe, estaba asustada, realmente asustada. Él sabía lo que era de mí.

-Te rechazo, no es natural, no está bien.- Agradecí el no titubear, quería parecer firme aunque muy en el fondo, mi parte Lobuna saltaba de Alegría al haber encontrado a su Mate, su pareja eterna.

-No lo harás.- Gruño notablemente enfadado.- Regresaras a tu manada, te despediras de tu familia y vendrás conmigo.

Yo simplemente no dije nada, solo lo observaba en silencio pues su propuesta me parecía atractiva y me llamaba a hacer exactamente lo que él quería.

Junto su cuerpo aún más al mío, presionandome contra el árbol, haciendo que soltará un gemido de dolor mientras que analizaba mi rostro, aunque en un momento, bajo su mirada hasta el escote de mi vestido, justo en la cima de mis pechos. Donde, por la presión de su cuerpo contra el mio, se miraban tan firmes y llenos.

Frunci el ceño ante su descaro, no me agradaba que admirara de esa forma mi cuerpo. Trate de empujarle pero no se movió ni un tan solo centímetro.

-No me mires de esa forma, Vurdalak.- Casi escupí lo que él era, pero me sorprendió el hecho de que no se molestara, en cambio, solo río con sarcasmo.

-Hermosa joven con cabellos de fuego...

-Czarina.- Le interrumpí.

-Czarina.- Casi pude ver como saboreaba mi nombre. Nunca me gustó pero en él sonaba como una hermosa canción.- Mi nombre es Akim, por supuesto sabrás quien soy. Solo espero que tu altanería mengüé de ahora en adelante.

Siempre fui bastante pálida para mi gusto, pero estaba segura que justo ahora hasta mis labios rojos estaban completamente azules.

-N-No por favor, solo vete. Los Vurdalak no tienen Mate, no te haré falta, por favor.

-Me gusta que me rueges cachorra, pero no en estas circunstancias.- Y de nuevo dirigió su mirada a mi pecho. Estaba comenzando a irritarme.

De pronto, se separo de mi lo suficiente como para que me fuera.

-Volveré por ti en dos noches, Czarina. Es tiempo suficiente para que te despidas de tu familia y renuncies a tu manada, pues una vez que vengas no conmigo no regresaras más. Te buscare a las orillas de él río que pasa cerca de tu aldea. Donde siempre bañas cuando necesitas pensar.

Crucé mis brazos sobre mi pecho instintivamente, ¡Él me había visto desnuda antes!

-Si no estás ahí para entonces.- Continuó, antes de que pudiese reclamarle algo.- Arrasare tu aldea hasta encontrarte.

Y sin decir más, se alejo donde no pudiese verle. Pues yo sabia que no se había marchado del todo. Él estaría allí. Siempre.

Czarina tiene un SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora