Capítulo -1: Herido.

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Silente.

Así podía llamarse al planeta en el que habitaba.

El planeta sagrado a pesar de su inmensidad y su gran cantidad de especies de animales, de pájaros trinando alegremente, era silente.

Aunque no siempre fué así; en su juventud, el planeta nunca estaba en silencio. Sus compañeros que más que eso eran su familia, se encargaban de inundar el lugar con sus voces, sermones, risas y juegos; ésto último casi siempre lo hacía la Supremo Kaiosama del oeste.

Aunque poco sabía, era feliz aprendiendo su labor en aquellos tiempos.

En la actualidad, ni la sombra de aquel pasado quedaba.

No podía quejarse de las enseñanzas de su antepasado, mucho menos de los servicios de Kibito, pero no era lo mismo.

¿Qué más podía catalogarse silente para Shin?

El universo.

Aunque repleto del sonido de las estrellas, de los eternos murmullos provinientes de los planetas, los agujeros negros, los asteroides y demás, para él estaba en silencio.

Solo era observar, mirar y aprender de la basta creación de sus antepasados. No involucrarse mucho y tratar de ser lo más neutral posible.

Pero no podía ser ese Kaioshin.

En esa oportunidad, solo observaba cierta galaxia en un cuadrante distante. Esta había estado dando problemas los últimos días.

Unos piratas especiales habían estado yendo de planeta en planeta saqueando, reclamando planetas y destruyendo a su paso.

Muchos eran los guerreros que habían intentado detener a estos piratas conformados por distintas razas de varios planetas, pero ninguno había sido lo suficientemente fuerte para detenerlos.

La idea de pedirle ayuda a Goku resonaba en su cabeza últimamente, ya que si estos piratas lograban conquistar la galaxia completa, pronto serían un peligro para parte del universo. Y ciertamente esa galaxia no estaba muy lejana de la vía láctea.

Tal vez el señor Bills intervenía cuando se diera cuenta de que su preciada tierra estaba por ser destruida.

Pero no, ¿Qué le interesaba a su Dios de la destrucción?, ¿Qué le interesaba tener una de las peores categorías universales? Nada, solo dormir y comer.

Lo peor había sido que le echó completamente la culpa de ello.

Ya estaban atacando a un nuevo planeta, ya era el quinto en ese sistema solar. No podía permitir que avanzaran más. Algo podía hacer. No eran tan fuertes para él, podía ofrecer al menos su ayuda.

No le dijo ni a su antepasado ni a Kibito, simplemente con un Kai-kai desapareció de su planeta.

Nabattak era el nombre de ese planeta habitado por seres humanoides de cabello azul y piel lechosa.

Al llegar, solo había fuego, edificios cayendo, disparos, los habitantes corriendo siendo perseguidos por estos piratas.

Los gritos de horror lo aturdían. Era un escenario escalofriante ver cómo las personas caían al suelo con los ojos blancos, sin vida.

Un temblor lo hizo volar hacia atrás con rapidez; un edificio había caído hecho escombros justo ahí, dejando una nube de polvo en el aire que nubló el entorno unos minutos.

Éstos piratas no se comparaban con la fuerza del ejército de Freezer, pero eran casi tan desalmados como ellos.

Shin fué directamente a dónde había una concentración de estos bandidos, allí seguramente estaba el jefe de ellos.

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