Royal ▪︎ PAU CUBARSÍ

Capítulo 5

ALMA

No podía dejar de pensar en el beso, como si cada vez que cerrara los ojos, la imagen se repitiera en bucle. Todo había pasado tan rápido, tan inesperado. Nunca habría imaginado que el primer beso con Pau —sí, Pau— sería en un lugar como aquel. En la penumbra fría y sombría de las catacumbas del internado, con el corazón latiéndome a mil por hora, y todo porque aquel imbécil de Will había decidido seguirme como un cazador persigue a su presa.

Todavía podía recordar el miedo en el pecho cuando me di cuenta de que el hijo de la directora del centro me estaba persiguiendo. Su sombra proyectada en las paredes, su forma de llamarme "eh, guapa" y de avasallarme con miles de comentarios desafortunados, como si fuera lo más normal del mundo perseguir a alguien por los pasillos oscuros de un lugar tan siniestro como las catacumbas. Y luego, el alivio… el alivio indescriptible cuando vi a Pau a unos pasos de distancia. Cuando sentí el refugio en su pecho, cuando sentí que había llegado a casa.

No tuve ni siquiera tiempo de decirle qué estaba pasando, ni de pedirle ayuda, pero de alguna manera él lo entendió todo. Se acercó de repente, me tomó del brazo y sin decir nada más que pudiera hacerme dudar, me besó. Fue un beso inesperado y arrepentido, pero aún así me atrapó completamente. Fue como si el tiempo se hubiera detenido y el eco de nuestros corazones retumbara entre las paredes de piedra. Ni siquiera sé cómo o cuándo William desapareció de nuestra vista; era como si solo existiéramos Pau y yo.

Pero horas después estaba ahí, sola en mi cuarto, el día después de todo. Me sentí una tonta, una niña emocionada, porque, por mucho que intentara negarlo, el beso había sido perfecto. Sí, quizás Pau solo lo había hecho para ayudarme a salir de una situación incómoda, para ahuyentar a Will y demostrarle que no estaba sola. Pero para mí, significaba algo más. Quise creer que, en algún nivel de hipocresía, también había sentido lo mismo que yo, esa conexión mágica, ese latido en común. Porque quise pensar que fue real. Tenía que haber sido real.

Sin embargo, lo que me rayaba era que, después del beso, Pau apenas me miró. Al terminar, simplemente murmuró algo inteligible y yo huí. Me llevó de vuelta a la habitación y acabó convenciéndome para que bajara a la fiesta. Y lo consiguió. Hizo el amago de seguirme, pero al final desistió y se fue con el resto. La noche pasó como si nada, él ignorándome y yo pensando una y otra vez en aquel momento en el que nuestros labios conectaron. ¿Cómo podía ignorarme así, como si no hubiera pasado nada? Durante toda la mañana del sábado había evitado mis ojos, había hablado con todos menos conmigo, y cada vez que yo intentaba acercarme, él encontraba alguna excusa para alejarse. Cada minuto que pasaba, mi mente daba más vueltas, buscando señales, intentando recordar si había algo en su expresión que pudiera darme alguna pista, pero cada vez que lo hacía, me sentía más confundida. Así que intenté pagarle con la misma moneda, me alejé y pasé de él. Hice como si nada hubiera pasado aunque por dentro me estuviera matando.

Por la tarde, la competición no fue tan mal como había estado imaginando. Me salió bastante bien porque conseguí alejar al catalán de mis pensamientos. Tener a Hunter cerca bastó para olvidarme de Pau.

¿Por qué me besó? ¿Por qué me ayudó, pero después se fue como si nada? Era como si quisiera que olvidara lo que había pasado, como si el beso no tuviera ningún significado especial para él. Y eso dolía. Porque, aunque Pau no lo supiera, para mí ese beso había sido mucho más que solo un acto de ayuda. Había sido el primer beso que realmente había deseado, el primero que había imaginado tantas veces en mi cabeza, solo que en mis fantasías no estábamos en unas catacumbas, ni había un chico acosándome. En mis fantasías, él me besaba porque quería besarme. Yo no era quien estaba destinada a ser, él fluía sin miedo a lo que pudieran decir los demás. Pero la realidad era tan distinta que cuanto antes asumiera que no íbamos a ser nada más que amigos, mejor para mí y para él.