Capítulo 61

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Audazmente me salté la habitación que había visto con el Gran Duque la última vez, e inmediatamente abrí otra.

< ¿Por qué hay una luz amarilla a través de la puerta ...>

Cuando abrí la puerta lentamente, una gran cantidad de luz amarilla se filtró por el hueco de la puerta. Esta vez estaba nerviosa por otra cosa.

Nada en esta habitación estaba tan perfectamente expuesto como antes. Un rio dorado fluía por toda la habitación, suave y en movimiento.

—¡Miauuu!

Estaba tan sorprendida que cuando apliqué fuerza sobre mis brazos, Mia, inmediatamente se quejó.

—Lo siento, lo siento. Es que es tan fascinante...

—Miau. — Al acercarme, Mia saltó de mis brazos.

—¡Mia! ¿Por qué saltas tan de repente? —Grité sorprendida, pero Mia parpadeó un par de veces como si estuviera bien y corrió sobre el oro.

Entonces, las huellas quedaron marcadas en el oro, con forma de pata de gato.

—¡Oh, supongo que de esto se tratan los rumores!

—¿Eh? —exclamó Fran con una expresión de asombro y admiración.

Detuve mis manos, que estaban manipulando el oro como si estuviera manejando masa de pan, e incliné la cabeza un poco.

—Durante un tiempo hubo un rumor de que había un enorme trozo de oro en la habitación del tesoro.

—¿Te refieres a esto?

—Oh, también he oído hablar de eso por parte de la ama de llaves. Dicen que hay un bloque de oro encantado con magia especial para que el maestro pueda usarlo fácilmente, cortándolo como desee. —Nina continuo con lo que Fran había dicho, diciendo que ella también lo había escuchado.

Mmm, está bien. Me levanté de mi asiento. Luego retrocedí un poco y me lancé sobre el bloque de oro.

El bloque de oro me sostuvo suavemente como si estuviera sentada sobre un pudín gigante.

—¡Oh, mi señorita!

—Si quieren entrar, vengan. ¿Cuándo volverán a tener la oportunidad de tumbarse sobre oro?

Cuando ofrecí el oro y lo presioné con mis manos, a diferencia de Nina, Fran saltó inmediatamente a mi lado.

—Oh Dios mío, este oro ... es el olor de la riqueza....... Me siento rica. Incluso si muero, no me arrepiento de nada...—murmuró y olfateó una impresionada Fran.

—Bueno, entonces entraré un ratito...—Nina, que era relativamente pasiva y terca, vaciló y levantó lentamente los dedos de los pies.

Dejé que las dos jugaran como quisieran y yo rodé sobre el bloque dorado a mi antojo.

—Señorita, creo que esto es lo que más le ha gustado de todas las cosas del almacén. ¿Hay alguna razón en particular? —preguntó Fran con un brillo en los ojos. Bueno, ¿no sería raro que alguien odiara este tipo de cosas...?

—¿Quién no querría experimentar algo así? Es como tumbarse en un pudin gigante.

Entonces vi a Fran susurrándole algo a Nina. Quería escuchar lo que decían, pero no pude oír nada más que "Como era de esperar... le gusta..."

—Ustedes dos sigan divirtiéndose. —Hice un movimiento de rebote y empujé con las caderas, luego salté y me levanté del lugar, aterrizando en el suelo.

Estaba pensando en dejarlas jugar mientras me iba a explorar otro lugar.

—Mia, vámonos. —Cuando estiré el brazo y llamé a Mia, ésta dio un golpecito con la cola y se dio la vuelta.

Nadie me quiere a excepción de los villanos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora