Lan Zhan sigue su camino arrastrando con los símbolos que lo sofocan. Sus pasos se detiene ante la imagen de un recuerdo: en un techo hay dos siluetas fantasmales enfrentándose, uno está molesto y el otro se divierte. Una danza romántica bajo el cielo nocturno que los acompaña, es el amor primaveral, un sentimiento que en su momento no se supo comprender. Entonces, una venda cubre los ojos del pequeño Lan Zhan y en ella está escrito, no te asocies con el mal.
Lan XiChen tiembla y sus lágrimas amenazan con salir, quiere correr y arrancarle el grillete, la espada y la venda a su pequeño hermano. Lo intenta desesperadamente pero, sus manos traspasan la desgarradora imagen que tiene en frente.
Lan QiRen siente como su corazón quiere explotar y frustrado sólo le queda presionar sus puños.
Lan Zhan sale de la secta y camina hacia el pueblo, ahí las personas tienen sus respectivos colores, son felices pero sus sonrisas son vacías, sin almas. Al salir del pueblo todo se convierte en desierto, no hay vida, el sol es abrazador y el viento insufrible, dos obstáculos que no logran detenerlo.
El pequeño llega hasta los tumulos funerarios, un niño corre a recibirlo: hermano rico. Grita con su rostro lleno de felicidad cuya sonrisa muestra cuan grande es el cariño que le tiene. Detrás del niño llega Wei WuXian, tan reluciente y lleno de vida, según el recuerdo del jade, puesto que la realidad era completamente distinta. Su pícara sonrisa trae vida y hace vibras el corazón del pequeño jade.
Wei WuXian toma de la mano a ambos niños y los lleva hacia el interior de la montaña. QiRen y su sobrino los siguen, un lugar que debía ser tener todo, estaba lleno de colores.
Los Lan se encuentran con chozas en un estado precario, las personas son adultos, ancianos, un niño, Wen Qing y un general fantasma que está arando la tierra. No hay un ejército de Wen entrenando para desafiar a las sectas con sed de venganza y de querer tomar el poder: ¿Que poder?. Tampoco hay un ejército de marionetas esperando la orden para salir a atacar, en cambio lo que encuentran son huertos y personas algunas enfermas tratando de sobrevivir.
Lan Zhan se sienta en una mesa improvisada junto a los habitantes de aquel cementerio, la comida es pobre pero aún así, sonríen, son felices dentro de toda carencia, posesión innegable. El pequeño jade es feliz, es la imagen de una familia amorosa.
QiRen lleva su mano que tiembla al pecho, retrocede un par de pasos tratando de averiguar si lo que está viendo es real o algo figurativo, un deseo de su sobrino por querer que esté hecho haya sido la verdad y no lo que él cultivador jefe dijo que era: un ejército.
Lan XiChen cae de rodillas, su cuerpo tiembla, cubre su rostro con ambas manos - A'yao dijo que eran cultivadores. Él dijo que eran peligrosos y que se estaban preparando para atacar a las sectas - la desesperación en su voz hace que sus palabras tiemblen - esto no es real. ¡Mi hermano dijo que eran personas normales! - llora - yo no le creí. ¡Un Lan no miente, tiene prohibido mentir y yo no le creí! - se agarra del cabello dejando ver su mal estado anímico.
Las cosas ya están hechas, llorar no solucionará nada - la duras palabras de QiRen también van dirigidas hacia su propia persona - ¡Son una familia, una que al parecer nosotros no pudimos darle! - sus palabras suenan como un lamento, ¿arrepentimiento?
Lan Zhan sale de los tumulos, sus pasos se detienen y mira por dónde mismo venía. Se ve en su rostro la necesidad de querer hacer algo para ayudar a esas personas, su frustración y aflicción por no poder hacer nada se refleja en todo su ser. Entonces una par de grilletes aparecen en las muñecas del niño. Un suspiro cargado con pesar es liberado de aquel pequeño cuerpo quien se ve obligado a regresar a su hogar.
La secta se observa tal cual la encontraron cuando llegaron, todo de negro. Lan Zhan se dirige a la residencia en donde se encuentra su madre, una vez más se arrodilla en anhelante espera. Después de un momento aquella puerta se abre y deja de ver una cálida luz que se asoma en todo su esplendor.
Una hermosa mujer de mirada cariñosa sale.
¡¿Madre?! - la barbilla de Lan XiChen tiembla.
Cálmate XiChen, no es real - le llama la atención su tío.
La afectuosa madre se acerca a su retoño y con paciencia, uno a uno retira el peso que el niño carga en su cuerpo. Ella le dice algo, le sonrie y le mira con tanto amor, que alivia el corazón de Lan Zhan quien le regala una sutil y sincera sonrisa.
La mujer envuelve a su hijo en un abrazo, y, el niño descansa su cabeza apoyándose en ella, era tan esperado, tan necesitado que no puede evitar liberar un profundo y tembloroso suspiro.
La madre toma a su hijo y lo lleva hacia el interior, al cerrar la puerta la cálida luz desaparece y todo en su interior queda en completa oscuridad.
¿Qué... Que sucedió? - Lan XiChen mueve sus ojos de un lado a otro, tratando de comprender la situación.
Debemos entrar y traer a tu hermano de regreso - QiRen no alcanza a dar un par de pasos cuando se da cuenta de que se está desintegrando.
¿Tío?, no alcanzamos - XiChen mira sus manos con sus ojos abiertos de par en par al ver que también está desapareciendo.
No pierdas la calma, bien podemos regresar - dice QiRen.
La preocupación embarga a los Lan cuando el mundo a su alrededor se desintegra como cenizas arrastradas por el viento, y eso sólo puede significar una cosa.

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Alma y corazón.
FanfictionQiRen y Lan XiChen después de entrar en la mente de Lan WangJi y verlo morir, viajan al pasado para reparar el daño que causaron al menor, salvando de paso la vida de 4 personas más.