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Un día cualquiera, un día solo para el, un día sin trabajo...

Un día... tranquilo... un día sin algun dragón o humano que le molestase... porque hasta el necesitaba estar solo...

Las ojas volaban al viento danzando entre el lugar, pasean entre los densos árboles y se van junto con el agua que fluye con la cascada, tranquilidad... eso es lo único que respira en ese lugar disfrutando del canto de algunas aves y el ruido de animalejos que se encuentran por ahi. Suelta un bufido y se remueve un poco haciendo espacio para el intruso que ahora lo observaba, con una mirada le invita a sentarse en el espacio vacío.
El pequeño espía se trepa a su espalda, se enreda en su cuello haciéndole cosquillas, juguetea a ocultarse entre sus alas y entonces se queda quieto acomodandose a su lado.

Produce una especie de gruñido al sentirse cómodo, el mayor lo escucha aun evitando mirarlo y lo acoge entre sus alas en una especie de abrazo.

Siente como el pequeño Furia Nocturna se acomoda y se queda quieto en su regazo como si fuese una cría.

Aun contempla el paisaje cuando siente la lengua viperina del menor acariciando su cuello. Sus ojos chocan con la inocente y juguetona mirada del menor. No puede evitar mirarlo desconcertado por su actual acción, pero también porque el pequeño no nota lo que su acción significa en realidad.

Le da una mirada severa a lo cual el menor se tira a sus pies de espalda y le mira sonriente. De un brinco se pone de pie y le hace señas y dedica miradas juguetonas a lo cual el le ignora, o intenta ya que al ver al pequeño suplicando por jugar termina accediendo.

Lo corretea hasta agotarse pero al parecer el furia nocturna aun tiene energía.

Lo mira suplicando por mas, porque el se pusiese de pie y jugará otro poco mas con el. Muerde y tira de su cola para incitarle a ponerse de pie.

Exhausto se dejo caer contra la hierba y acercó su cabeza al río con tal de beber un poco de agua. Nuevamente el menor se colá a sus alas y le sonríe volviendo a lamer su cuello, un escalofrío le invade el cuerpo y siente como el menor aun le sonríe.

Deja de beber agua y vuelve a recostarse a la sombra de un viejo árbol evitando prestar atención a Chimuelo, el cual chilla al notar como el mayor lo ignora.

Molesto se sienta a su lado y comienza a mosrdisquear su ala dándole de tirones y sacudidas. Gruñe y lo reta juguetón. Este solo se limita a mirarlo y a removerse un poco incómodo por la actitud del menor, el cual aburrido y resignado se va haciendo morritos e intentando arremedarlo de manera graciosa.

Chimuelo y BrincaNube (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora