Capítulo 25: Ella

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Katniss P.O.V.

La carretera cada vez se hacia mas estrecha. Tomé una respiración entrecortada.

Cada vez más terrorífica, cada vez más solitaria. Tuve la obligación de tranquilizarme más de una vez, este maldito lugar es horrible y muy lejano de la civilización y... ¡Perfecto! ya no tengo cobertura en mi teléfono. Vaya mierda.

Si me quedaba cierta esperanza de volver viva a casa ya se está apagando. Una lágrima se desliza por mi mejilla, esto debe de ser una pesadilla, una pesadilla muy real. Ni siquiera he hecho algo mal, no lo merezco y mucho menos Prim, ella es la que menos debería sufrir. Bien hay varios almacenes pero "ella" me dijo que era el tercero, detengo el auto. El clima es frío y el suelo no está asfaltado, mis pies tocan el suelo terroso y cierro el auto. Por Prim, todo por ella, porque ella no tiene la culpa, jamás la tendría.

Delante de la puerta del almacén oxidado, huelo humedad y su asqueroso aspecto no me da buena espina. ¡Qué demonios! Estar aquí es venir a mi propia muerte yo misma lo sé y no voy a perder el tiempo negándolo.

Empujo la gigantesca puerta y me encuentro con Prim y con ella. Mi hermana está atada a una viga en la pared y sus ropas están rotas y manchas de sangre estaba atada con cuerda y sus ojos estaban cerrados, aunque las lágrimas seguían bajando y respiraba... Estoy tan ridículamente feliz de que respire. Ella sí que tiene algo de esperanza. Al verme se sacudió pero no dijo nada, le habían puesto un trapo impidiendo que hablase o... gritase ¿Qué le ha hecho? Maldita. Las lágrimas picaban en mis ojos pero las contuve porque por primera vez desde que llegue aquí la rabia superó el miedo.

—Nunca imagine que fueras tú.— le dije con desprecio en cuanto la vi, jamás imaginé que fuera ella. No me he movido de la puerta y no pensaba hacerlo hasta que soltase a mi hermana.

—Cariño, era lo mas obvio.

¿Obvio? Que fuera ella no tenia ni pies ni cabeza. Fruncí el entrecejo.

—No te he hecho nada malo.

—No a mi directamente, a mis hijos, sí. Ahora toma asiento y escucha el porqué— señaló una silla que estaba junto a ella casi al final del maldito almacén  pero yo estaba indispuesta a "tomar asiento" la mujer estaba loca.

—¿Sabes? Prefiero quedarme aquí.—dije con toda la convicción que fui capaz de expresar.

— Como quieras—se encogió de hombros, pero yo me quede allí, quieta. Por nada del mundo me movería de ahí, hasta saber con certeza que no me mataría y a Prim ¿no lo mencioné antes? Tiene un endemoniado revólver en la mano.—, verás, antes de comenzar la bella historia con, lógicamente un hermoso final feliz— sonrió con suficiencia. —, necesito tu teléfono.

No tuve problemas en dárselo, me refiero, aquí no hay cobertura, no podría perdir ayuda ni aunque quisiera... que quiero.

—Bien todo comenzó el día en el que supe que asesinaron mi hijo, él no tenía la culpa, sólo era un chico, muy joven y yo no estaba en casa lo suficiente para poder prestarle atención. Él sólo quería ser como su hermano mayor. Quería que lo tomaran en cuenta así que hizo trabajos para tu padre. El señor Eveerden—dijo con asco y repulsión—, pero Marvel, así se llamaba mi hijo: Marvel. Confió en él y al equivocarse con un mínimo error en la comercialización de las drogas... Tu padre decidió que él no tenía perdón. ¿Y cuál fue su consecuencia? Muerte, una muerte fría que no merecía. ¡Tu padre lo mató! Y ustedes, las tres mujeres Eveerden lo van a pagar, me lo van a pagar.

Me mordí la lengua, no quería pensar que papá era capaz de eso. No quería si quiera imaginarlo pero ya ven, la realidad es más cruda de lo que pensamos. Yo no encontraba el porqué nosotras debíamos pagar, mi padre ya pagó su error, o más bien todos sus errores, él murió, ya no hay nada más que se le pueda reclamar. Nosotras no pintamos en esa historia.

¡Cambié! (¿CBOCM? #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora