47. Obsesión

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FREEN




No podía dejar de sonreír. Sentada en la mecedora frente a la cuna, veía a Brayan dormir con esa calma que solo los bebés recién nacidos pueden tener. Era pequeño, tan frágil, pero al mismo tiempo parecía tener tanta fuerza en su quietud. Tom estaba a mi lado, observándolo también, aunque con esa sonrisa divertida que solía tener cuando me veía feliz.

:- Así que este es el pequeño - dijo, inclinándose hacia la cuna para verlo mejor - ¿Cómo se llama?-

:- Brayan - respondí, sin apartar la vista de él. Cada vez que decía su nombre, sentía una calidez dentro de mí.

:- ¿Brayan? —repitió Tom, levantando una ceja - ¿Tú le pusiste ese nombre?-

Negué suavemente, dejando escapar una pequeña risa. Tom siempre sabía cómo sacarme una sonrisa, incluso cuando no intentaba ser gracioso.

:- No, fue Becky - dije, sintiendo un pequeño nudo en el pecho al mencionarla.

Tom soltó una carcajada suave, como si eso lo hubiera esperado.

:- Por lo menos ahora no andarás deprimida por los rincones - dijo con una sonrisa, haciendo que yo también me riera un poco - Te hacía falta algo así-

Lo miré y asentí, aún con la vista en el bebé. Tom tenía razón. Este pequeño ser había traído algo de luz a mi vida que ni siquiera sabía que necesitaba. Era como si, por fin, todo tuviera un poco más de sentido.

:- Es cierto... no sé qué haría sin él - murmuré, sintiendo un torbellino de emociones al pensar en todo lo que este bebé significaba.

Tom se levantó y me dio una palmada en el hombro. Sabía que sus visitas nunca eran largas, pero siempre eran reconfortantes.

:- Bueno, me tengo que ir. Tengo una tarde ocupada, pero me alegra verte tan bien - dijo con una sonrisa antes de salir.

Lo acompañé hasta la puerta y, cuando se fue, no pude evitar correr de vuelta a la habitación. Estaba emocionada de estar con Brayan de nuevo. Me cambié rápidamente a un conjunto de pijama que hacía juego con el de él, y lo tomé en brazos, con la misma suavidad de siempre. Era tan pequeño, tan vulnerable, pero lo sostenía como si fuera lo más preciado del mundo.

Me senté en la mecedora otra vez, balanceándome lentamente mientras lo observaba. Su carita, tan delicada, apenas estaba comenzando a abrir los ojitos. Sonreí.

:- Te pareces tanto a tu mami —le susurré, acariciando su suave mejilla con el dorso de mis dedos—. ¿Sabes? Ella es mi novia... bueno, lo era-

Él se movió ligeramente, apenas un leve movimiento de su manita, y mi corazón se apretó de ternura.

:- Tu mami... es un poco difícil a veces, pero yo la amo. Y también te amo a ti. Los dos son lo mejor que me ha pasado - seguí hablando, mi voz en un susurro mientras lo mecía con delicadeza.

Me levanté, caminando con él en brazos, y lo llevé hasta mi habitación. Con mucho cuidado, lo coloqué a mi lado en la cama, acurrucándolo cerca de mí. Me quedé observándolo, viendo cómo su respiración era tranquila, como la de Becky cuando dormía profundamente.

:- Tienes sus ojitos... su nariz... - murmuré, sonriendo para mí misma - Aunque tal vez te parezcas un poco a mí también. Pero eres más como ella, sin duda-

Todo estaba en calma. Era un momento perfecto.

De repente, un sonido en la puerta rompió ese momento. Fruncí el ceño, preguntándome quién podría ser a esta hora. Mis padres estaban dormidos, y no esperaba a nadie. Miré a Brayan una última vez para asegurarme de que estaba bien, antes de bajar las escaleras.

PASIÓN MORTAL || FREENBECKY (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora