42. Castigo

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BECKY




Mientras avanzaba hacia las cuatro que quedaban, una de ellas gritó con desesperación.

:- ¡Hija de puta! - gritó una de las mujeres, lanzándose hacia mí.

Antes de que siquiera llegara a tocarme, una rápida estocada con la navaja y su oreja salió disparada, rodando por el suelo. El grito desgarrador resonó en las paredes del baño, pero eso solo me hizo sonreír.

:- ¿Eso es todo lo que tienes? - susurré, viendo cómo intentaba detener la sangre que manaba de su cabeza. Retrocedió, pero fue demasiado lenta. En cuestión de segundos, la navaja cortó su garganta con precisión, y el charco de sangre bajo sus pies creció hasta teñir el suelo de rojo.

Las otras tres se quedaron congeladas, paralizadas por el miedo. Sus ojos no podían apartarse del cuerpo de su compañera, que ahora yacía convulsionando en el suelo.

:- Ya no quieren jugar, ¿verdad? - dije con una sonrisa retorcida, dando un paso hacia ellas. Las gotas de sangre caían desde mis manos hasta el suelo, resonando con un eco macabro.

La más valiente intentó escapar corriendo hacia la puerta, pero una estocada en su pierna la hizo caer. Gritaba y gemía, pero sus súplicas eran solo música para mis oídos. Me acerqué lentamente, y con una rapidez que apenas podía percibir, otra estocada abrió su abdomen, esparciendo sus entrañas sobre el suelo mojado.

:- ¿No es hermosa la fragilidad de la carne? - murmuré, observando cómo sus órganos resbalaban fuera de su cuerpo. Su mirada estaba fija en mí, pero ya no podía decir una palabra.

Quedaban solo dos. La que estaba más cerca de mí gritó y corrió hacia mí con un puño levantado. Fue patético. Una ráfaga de movimientos rápidos y su brazo cayó al suelo, seguido por su cabeza, que rodó y se detuvo justo a los pies de la última mujer:

Trunky.

Trunky, la líder, la valiente, la que siempre se jactaba de no temer a nadie, ahora temblaba como una hoja en una tormenta. No podía dejar de mirar los cuerpos desmembrados de sus amigas.

:- Ya deja de temblar - me burlé, acercándome lentamente - ¿No quieres jugar más con la muñeca de porcelana?-

Lancé la navaja a un lado, sonriendo mientras cerraba mis puños con fuerza. La sangre aún goteaba de mis dedos.

:- Me dejaste un buen recuerdo en las costillas la última vez, ¿lo sabías? - dije con frialdad, avanzando paso a paso - ¿No quieres intentarlo de nuevo? Quizá necesitas algo de ejercicio-

:- No... no vas a intimidarme - su voz temblaba mientras lanzaba un golpe torpe hacia mí.

Lo esquivé con facilidad y tomé la manguera de la ducha, envolviéndola rápidamente alrededor de su cuello. Tiré con fuerza, escuchando cómo su garganta se comprimía y su respiración se detenía. Sus ojos se llenaron de pánico mientras se debatía, pero era inútil. En pocos segundos, todo terminó.

Solté el cuerpo inerte de Trunky, que cayó al suelo con un sonido sordo. Sus manos aún intentaban aferrarse a la manguera, como si la vida pudiera regresar con solo desatar el nudo. Pero no. Ya estaba muerta.

Lentamente, lavé mi uniforme bajo el agua de la ducha, viendo cómo la sangre se deslizaba por el desagüe. Me aseguré de que no quedara ni una mancha antes de salir, con el cabello empapado cayendo sobre mis hombros.

Entré de nuevo en la celda donde Friend me esperaba con una expresión preocupada.

:- Toma, tu navaja - le dije tranquilamente, devolviéndosela.

PASIÓN MORTAL || FREENBECKY (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora