II

53 7 7
                                        

Aquel toque me recorrió como un rayo helado.

Sentí que venía de alguien tan poderoso que hasta el aire se volvió pesado.

Intenté hacer lo que cualquier persona sensata haría en una situación así: quedarme callado y fingir que no pasaba nada.

Osea, me refiero a fingir demencia, como si para nada un viejo verde estuviera por hacerte algo.

-"¿En serio vas a quedarte callado? Qué estúpidos son los humanos"

dijo una voz grave y burlona.

Algo en mi interior sabía que tenía razón. No podía estar tan callado después de todo lo que había presenciado.

Necesitaba respuestas, pero al mismo tiempo, el miedo me hacía querer huir.

Quise dar un paso atrás, pero su agarre era tan fuerte que incluso escuché un crujido en mis huesos.

Me giró de golpe, y entonces vi su rostro.

Era un viejo de unos 45 años, cabello largo y rojo, con un solo ojo verde que me miraba como si me estudiara.

Llevaba un parche en el otro ojo, lo que le daba un aire peligroso, y en su mirada había algo que me recordaba a Wilder.

También a Keryndor pero muy poco, solo por el cabello.

Con un nudo en la garganta y tratando de mantener la calma, le hablé:

-"¿Quién eres? ¿De qué estás hablando?"

-"¿No sabes quién soy? Bueno me llamo Kier, ¿conoces a mis hijos? ¿Te han dicho algo sobre la maldición?"

Sentí un escalofrío al escuchar la palabra "maldición". Algo en mi cabeza me hizo recordar a Wilder y Keryndor.

Sin embargo, antes de que pudiera responder, el hombre continuó hablando:

-"Ah no sabes nada"

dijo, con una sonrisa torcida.

-"Sí, Wilder y Keryndor son mis hijos. Wilder es el único digno de heredar mi reino, aunque parece que tiene algo que lo ha afectado… y anda sociable con cualquiera"

No entendía nada, ¿Que tenía de malo ser sociable? Ese viejo verde ya me estaba empezando a caer mal.

Tan solo no podía imaginarme a Wilder aguantandolo y si hablo relativamente bien de Wilder, no me quiero imaginar lo afectado que estaria Kery.

Con un rápido movimiento, el hombre sacó una botella que contenía un líquido azul grisáceo.

La cosa rara parecía ser un veneno o algo de eso, al menos en las películas de fantasía siempre era eso.

Sin darme tiempo a reaccionar, me forzó a beberlo.

No quise, pero el líquido se deslizó por mi garganta como un gas, dejando un sabor extraño a arándanos y limón.

Intenté toser, pero apenas podía respirar.

Y tenía razón; era veneno.

Sentí un dolor de cabeza punzante, tan fuerte que lancé un grito ahogado.

Él me tapó la boca, enmudeciéndome.

De pronto, mi vista se volvió borrosa, y empecé a ver figuras translúcidas observándome con expresiones de sorpresa.

Incluso el hombre quedó boquiabierto, murmurando:

-"Es imposible que estés vivo ¿Quien eres? Y lo más importante, ¿Porque estás viendo espíritus?"

𝙏𝙝𝙚 𝙘𝙪𝙧𝙨𝙚𝙙 𝙤𝙛 𝙗𝙡𝙤𝙤𝙙Where stories live. Discover now