Krieger es el piloto más dominante de Fórmula 1.
Es conocido por ser despiadado y letal al conducir; razón por la que ha sido 5 veces campeón del mundo.
Pero su reinado se verá amenazado con la llegada de un misterioso piloto que al parecer, es el ú...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Lilith se fue a dormir veinte minutos después de que su padre se retiró de la mesa de forma sospechosa, pero en lugar de hacer lo mismo, decidí ayudar a Juliette a recoger la mesa después de que los demás cayeran casi muertos en el sofá por culpa del alcohol.
Mientras ella recogía los vasos, yo apilaba los platos con mucho cuidado.
—¿Crees que esté haciendo algo en secreto? —inquirió de repente.
—¿Tu padre?
—Sí.
—No sé, es un hombre cuidadoso.
—Creo que esconde algo —aseguró.
—Juliette, creo que estás exagerando. Quizás tenga una vida secreta o una aventura con alguna mujer.
—Dudo mucho que mi padre pierda su tiempo en ese tipo de actos. Probablemente está haciendo algo mucho peor.
—¿Cómo qué?
—Algo que perjudique a Lilith a largo plazo. —Azotó los vasos en la mesa y uno de ellos se cayó—. Ya que aún soy menor de edad, necesito que me acompañes a un sitio.
—Son las dos de la madrugada —respondí con ironía—. ¿Por qué mierda llevaría a una menor a un lugar extraño cuando debería estar durmiendo?
—Porque si amas a Lilith, me ayudarás a descubrir qué hace mi padre en su tiempo libre.
—¿En serio vas a dudar de tu padre?
—¡Solo quiero que me acompañes! ¡En el camino te explico!
—No lo sé, Lilith me odiará si se entera de que te saqué del hotel para ir a perseguir a tu padre.
—Es importante, Johan. Por favor. —Juntó ambas manos y me miró de forma suplicante.
Me rasqué la nuca y respiré hondo.
Los adolescentes son un dolor de cabeza.
—Bien, te llevaré en mi auto.
—El deportivo va a llamar mucho la atención. Mejor lleva el auto de Leo, es más viejo.
—¿Y cómo voy a conseguir que me lo preste sin que se entere a dónde vamos?
—Aquí están. —Me mostró las llaves—. Cómo todos estaban ebrios, fue fácil sacarlas de su bolsillo.
—Recuerdame que jamás me ponga así cuando tú estés cerca.
Sonrió con malicia.
—Vámonos.
Mientras conducía por la autopista, Juliette no dejó de ver su teléfono con una expresión seria. Parecía estar concentrada en alguna noticia o mensaje de texto. Leí que los adolescentes son tan adictos a sus redes sociales que han llegado a asesinar a alguien cuando son interrumpidos.