Nadie me quiere a excepción de los villanos.

Capítulo 51

—Bueno, lo escuché en el orfanato. Por aquí hay un lugar que te dice todo lo que quieras saber.

—¿Hmm? ¿Te refieres al gremio de información?

Asentí ante su pregunta. Era mentira cuando dije que había oído del gremio de información en el orfanato. Esos niños no tenían idea de que exista un lugar así.

De hecho, lo descubrí solo porque aparecía en la novela original, pero Windert probablemente no pensó nada al respecto.

¡Porque este lugar y el orfanato estaban muy cerca!

—Así es. Hay algo por lo que tengo mucha curiosidad. —dije mirando a Windert. —¿Sabes dónde está?

—Por supuesto que lo sé, pero...

Como era el sucesor del Gran Duque, parecía tener una idea aproximada de lo que había en los callejones del Gran Ducado.

—¡Entonces, por favor, guíame rápido! Realmente quiero preguntar algo.

La expresión de Windert no era muy buena. Tal vez porque se preocupaba de si era correcto llevarme al callejón trasero siendo tan pequeña.

Aun así, tenía que ir.

Además, si realmente era honesta, era solo un callejón trasero, ¡que estaba a solo una manzana! y, en primer lugar, no había forma de que el lugar donde las personas y la información debían ir y venir pudiera estar tan profundamente oculto.

—¿Por qué quieres ir allí?

—¡Mientras estudiaba se me ocurrió una pregunta! Y ya no puedo preguntarte a la maestra Rima.

—Yo podría ayudarte.

Sacudí la cabeza ante las palabras de Windert.

—¡De todas formas ya estamos aquí!

Windert me miró frunciendo un poco el ceño, pero asintió levemente.

—Tienes que quedarte conmigo. Este callejón es peligroso.

Sólo estoy intentando entrar en la tienda de la entrada de un callejón... ¿Realmente es difícil entender que viví en esta calle en primer lugar?

No expresé mi incredulidad, y sólo le dije que creía en él.

—Pero mi hermano es quien puede mantenerme a salvo.

—Así es. —Windert, que leyó mi expresión decidida, frunció ligeramente el ceño y asintió. —Aquí es.

El lugar al que me guio Windert era un edificio de aspecto muy común. Se decía que el lugar estaba disfrazado de cafetería a la que la gente acudía a menudo, pero en realidad era un lugar bastante ordinario.

Tragué saliva y miré la puerta que tenía delante. Había venido hasta aquí para cambiar nuestro futuro, pero estaba un poco asustada porque era la primera vez que venía.

Como somos dos niños, puede que los adultos nos ignoren. Pase lo que pase, ¡tengo que afrontarlo con decisión!

—Debes de estar muy asustada, pero no pasa nada. Yo te protegeré. Si tienes mucho miedo, podemos volver.

—¡Oh, no!

Windert sonrió sutilmente al verme tragar saliva. Sacudí la cabeza y abrí la puerta.

<No se oye nada.>

Todos los cafés en los que había estado cada vez que salía a jugar tenían una campana en la puerta. Pero aquí no había campana, quizás para entrar y salir tranquilamente. En cambio, las miradas se centraron en nosotros, pero desaparecieron rápidamente.