Capítulo 50

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La sala de archivos estaba llena de libros. El aire era un poco frío, como si la gente no viniera aquí con frecuencia.

Si Nina no me hubiera preparado con cuidado, tal vez habría tenido que tiritar de frío.

Caminé un poco más adentro y dejé la cálida lámpara mágica y algunos bocadillo sobre el gran escritorio.

<Ahora, ¿revisamos los libros?>

Estaba en una situación en la que necesitaba encontrar información sobre el bosque de las bestias demoníacas entre los libros. Y los libros que tenía delante parecían ciertamente un bosque.

Me acerqué a la estantería y escaneé los títulos.

<Están organizados secuencialmente desde el principio de la era. Toda esta sala de archivos es como un libro de historia.>

Habría sido más fácil encontrarlos si estuvieran en orden alfabético, pero estaban ordenados cronológicamente.

Suspiré sin esperanza.

< ¡No, aun puedo leer y con eso encontrar algo, eso es suficiente ventaja!>

Lo que más me sorprendió después de entrar en este cuerpo, fue que podía leer.

Shuelina, de seis años, no sabía leer ni escribir. Solo logró aprender después de ingresar a la casa del marqués. Era una de las pocas cosas que Shuelina apreciaba de su experiencia en el marquesado.

El orfanato no le enseñó nada, pero tuvo la suerte de aprender en el marquesado.

Así que no debería saber aun, pero de algún modo había aprendido a leer sin aprender realmente. Como si el cuerpo lo recordara.

<Oh, técnicamente hablando, no tuve suerte.>

En la novela original, la profesora de Shuelina fue una criada. Fue utilizada como apoyo para evitar que, por miedo, se suicidara mordiéndose la lengua debido al largo período de reclusión.

La criada cuidó de Shuelina luego de ser atormentada duramente y arrancarle su poder espiritual.

Por supuesto, Shuelina, que sólo había sido maltratada desde joven y nunca había compartido adecuadamente sus sentimientos con los demás, cayó indefensa ante la criada.

La razón por la que le enseñó a leer fue para ganarse el corazón de Shuelina.

<Fue entonces cuando experimentó la traición por primera vez.>

Shuelina, a quien le gustaba la criada y pensaba que era más valiosa que su familia, se sintió muy traicionada.

Es un recuerdo inolvidable, pero agradecía que le enseñara a leer.

<Eso aún no ha pasado.>

Me sentí un poco deprimida y soñolienta, pero recuperé el sentido tras darme una ligera bofetada en la mejilla. Con tanto trabajo por hacer, no podía quedarme de brazos cruzados.

—¿Eh?

Después de mirar los títulos de los libros por un rato, de repente se cayó un libro de la estantería.

¿Qué diablos estaba pasando en un lugar donde no hay ventanas ni sopla el viento? Por laguna razón, me sentí algo asustada y mi cuerpo se puso tenso por sí solo.

<Tengo que comprobar qué es. ¿¡Será un ladrón...!?>

Me acerqué con cuidado a la parte delantera de la estantería.

Un par de ojos de color morado oscuro eran visibles a través del espacio vacío que debía ocupar un libro. Unos ojos fríos con iris verticalmente largos. No obstante, su mirada no era fría.

Nadie me quiere a excepción de los villanos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora