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A la mañana siguiente, el patriarca de los Levine desayunaba con normalidad, hasta que la ausencia de su hija menor y esposa, duró demasiado, por lo que preguntó al personal sobre lo que acontecía, recibiendo una respuesta poco satisfactoria.
-¿Que se siente mal? _pregunta incrédulo.
- La señorita afirma estar muy enferma, señor _asiente el mayordomo.
- Y apenas es su segundo día en ese colegio... _comenta Danielle antes de beber un poco_ ¿padre, no crees que esta vez fuiste un poquito severo?
- Castigo severo para un comportamiento severo _asiente antes de limpiar sus labios con la servilleta y levantarse sin terminar sus alimentos_ Veamos si conmigo sigue estando tan enferma.
- A mamá no le gustará esto _susurra Danielle ladeando los labios con duda.
En el dormitorio, Camile tomaba la temperatura de su hija mientras la arropaba.
- Tienes poca fiebre, pero tampoco es algo normal... _comenta al ver el termómetro_ llamare a un médico para que te revise.
- ¿Qué esta pasando aquí, Camille, le estas cubriendo su mentira? _cuestiona el adulto seriamente.
- No es ninguna mentira, esposo _niega ella.
- Esa gente llena de piojos me ha de haber contagiado de algo asqueroso _comenta la convaleciente.
- Aura _regaña la madre.
- Es la verdad, madre... _responde con enfado.
El padre le tocó la frente y noto una temperatura algo elevada, además de que se veía en parte, pálida.
- Que se quede en casa, pero solo por hoy _acepta_ y más le vale curarse, por que mañana regresará a la escuela así sea en ataúd.
El mayor se retiraba hasta que oyó la voz de la menor.
- Ojalá sea el caso _reniega.
- Descansa y trata de dormir _aconseja la mujer.
- ¿Tengo opción? _cuestiona levantando una ceja.
- Hija mía _habla tras un suspiro_ menos mal que eres la última adolescente con la que tendré que pelear... para mis nietos, están tus hermanas _afirma mientras la arropa y le da un beso en la frente.
Camile salio del dormitorio cuando vio a su hija mayor subiendo las escaleras.
- Othilia, que agradable sorpresa _habla abrazandola_ Por favor lidia con tu hermana en lo que llamo al médico.
- Buenos días, madre _responde con su elegante porte_ A eso vengo _asiente.
Apenas tuvo el permiso de la menor tras llamada a su puerta, Othilia entró.
- Ni se te ocurra tratar de lavarme el cerebro _advierte antes de permitir si quieta, un saludo_ ya bastante martirio es ese nuevo colegio
- Tengo entendido que no es lo más distinguido _afirma con jna leve risa_ no me imagino lo difícil que es adaptarte.