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Los casinos pertenecientes a Jeon Jungkook eran una revelación, titulados como lugares elegantes donde se movían uno que otro negocio sucio, era el lugar perfecto para ganar unos cuantos billetes y conseguir una buena follada nocturna.

No para el, a el ya los esperaban en casa, el joven de veintidós años más dulce, sexy y precioso que pudiera existir, pero lo más importante de todo, es que era solo suyo.

– Estoy satisfecho con su trabajo, fue impresionante.

– Le dije que tenía a los mejores en esto.- Bebió un sorbo de su whisky y dejo el vaso de cristal encima de su escritorio.- Ahora sí me disculpan debo ir a casa, disfruten su noche.

Dicho aquello se levantó acomodando su saco color gris y caminó a la salida. Hace tres años había tomado la decisión de cuidar a Jimin, tras el fallecimiento de su tía y sabiendo que el chiquillo no tenía a nadie más, se aventuró a cumplir con su deber.

Sin embargo Jimin no era un chiquillo, para su impresión era un joven muy bien formado, con una mirada encantadora que le robó el aliento conforme el tiempo pasaba, su belleza jamas paso desapercibida por el, fueron las palabras de su difunta tia las que lo hicieron desviar sus mirada del chiquillo.

Me sentía sola hasta que me mandaste a ese angelito, es como un hijo menor para mí, después de la muerte de tu tío, y que mis tres niños se hayan ido de mi lado, Jimin es como mi rayo de luz, espero que cuando crezca lo trates como un miembro más la familia.

Pero por supuesto que lo trataba como un miembro más, como el más importante, su dulce y lindo bebé.

La camioneta se detuvo frente a la mansión, el bajó dejando atras a los hombres que se encargaban de su seguridad, estaba agotado del trabajo y necesitaba una dosis de besos, estaba seguro de que eso curaría todos sus malditos males. Aflojando la corbata y tirando el saco a un lado, ingreso a la calida mansión que pronto se reflejo como un desastre inminente de cajas.

– ¿Qué carajos?

– ¡Llegaste! - La dulce voz que tanto amaba lo hizo voltear hacia su pequeño, envuelto en medias de encaje y una gran camisa perteneciente a el mismo. Su amor, lleno de rulos castaños corrió trepandose a el, siendo sostenido por sus lindos y regorditas nalgas.- Te extrañé.

Su lindos y llenos labios besaron con desesperación al mayor, devorándolo con ímpetu y soltando gemidos ahogados.

– Sabes tan delicioso, ¿Estás ansioso?

– ¡Estoy feliz! Pero...- Empezó a jugar con los botones de la camisa del mayor.- También estoy excitado, muy excitado.

La sonrisa en los labios de Jeon reflejo la satisfacción que aquellas palabras le había ocasionado, Jimin era un poco insaciable, amante del sexo y lleno de energía por tenerlo uno y otra vez. No se quejaba, amaba coger a su bebé aunque a veces fuera un poco imprudente.

Tan pronto como avanzó, el menor salto de sus brazos dejando sus pies en el suelo, y con una risa traviesa le dijo:

– Tienes que encontrarme primero.

Empezaba a jugar con el mayor, corriendo por las escaleras dejando piezas de ropa a su paso, Jeon sonrió mientras seguía su rastro desabotonando su camisa, fue guiado hacia su habitación, dónde al entrar un gran cuadro de una imagen  erótica, le dió la bienvenida.

Su Jimin estaba sentado en su sofá rojo, sus piernas estaban abiertas, su polla cubierta con una pequeña tela de seda, su cara adornada por sus rulos castaños cayendo por la misma y entre sus labios uno de sus dedos. Era la pintura más hermosa que había visto en su jodida vida.

– ¿Te gustó? - Entonces al desviar su mirada hacia la cama, su pequeño yacía desnudo revelando sus perfectas curvas, sus nalgas perfectamente llenas y esas piernas voluptuosas brillosas por lo suave de su linda piel.

– Me fascinó, ven aquí bebé.

Emocionado el menor saltó de la cama hasta llegar a su objetivo, aquel gran hombre que lo tenia derrochando amor por doquier, fue besado con pasión, las grandes manos del hombre invadian todo su cuerpo, haciéndolo sentir deseado y amado, pero Jimin ya sabia que lo era. Así que se arrodilló desabotonando el pantalón de su amado, para hacerte una deliciosa y profunda mamada.

Sus labios besaron la punta rosada e hinchada de aquella polla que pronto invadió toda su cavidad bucal, el trozo de carne más delicioso de todos, entraba y salía haciéndolo suspirar y llenarse de excitación conforme el mayor gruñía tomando sus cabellos, se metía en lo más profundo de su garganta y salía completamente lleno de saliva escurriendo largos hilos hasta el suelo alfombrado.

– Mi dulce bebé es tan bueno. Vamos amor, muéstrale a papi como te mueves encima de su polla.

Y como una orden directa el menor asintió lamiendo sus labios llenos de saliva, tomó la mano del mayor llevándolo al borde de la cama, específicamente frente aquel cuadro. Dándole la espalda empezó a deslizar sus paredes anales por el falo duro del mayor, el sonido húmedo lo hizo sisear mientras su espalda se arqueaba por la intromisión. Le encantaba sentir a su Jungkook tan dentro y profundo de el, como si fuera una parte más de su cuerpo, la razón de su vitalidad, amaba tener sexo con Jungkook.

Pero sobre todo.

– Muy bien cariño, que bien te mueves bebé.- Como este lo trataba.

Sus caderas danzaban en ondas de atrás hacia adelante, su propia polla rebotaba contra su vientre, sus siseos eran melodiosos pero más aún los gruñidos de su hombre. La mano del mayor tomo su polla para empezar a masturbarlo lentamente.

– Debo pedirte algo.- Su otra mano subió hasta los pezones del menor, acariciandolos y tomando uno de ellos entre sus dedos para pellizcarlo.- Se que odias eso pero, ¡Mmhg! Necesito que me acompañes a una reunión familiar.

Y todo paró. El joven dejo de moverse tan pronto escuchó aquello, no era un secreto que aquellas reuniones solían ser demasiado incómodas para el.

Las caderas de Jungkook se movieron hacia arriba, embistiendolo lento y profundo.

– Soy bueno contigo bebé, hazlo por mí.- Era increíble pero tan cierto que por un momento Jimin se distrajo, no lo haría por aquellas arrogantes personas, lo haría por el y solo por el.

Tomando la cintura de su bebé, Jeon lo mantuvo quieto mientras empezaba a estrellarse en su culo con fuerza, haciendolo gemir fuerte y agudo, Jimin sentía como la polla grande y gruesa se resbalaba dentro y fuera de el, haciéndolo sentir como tanto le gustaba.

Lleno, saciado y satisfecho.

Tan delicioso y adictivo, como la primera vez...

Ninfomanía [KM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora