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Jimin empezó a vivir una vida un poco peculiar desde sus doce años, esa noche donde fue llevado ante una mujer de larga cabellera roja, amable y dulce como un caramelo. Su vida cambio por completo.

Nunca volvió a ver a sus progenitores, quizás le hubiera dolido más si no fuera porque estos eran ausentes en su vida diaria, Jimin crecía viendo diferentes niñeras mensuales, mamá y papá tenían que trabajar y el debía crecer de esa manera, solitario e independiente.

Adaptarse a no verlos nunca más no fue un problema, menos cuando Hye lo cuidaba como si fuera su preciado niño, consintiendolo y llenandolo de un dulce amor que a Jimin lo hacía sentir reconfortado.

A sus quince años se adaptó a tener clases en casa con distintos profesores, pues Hye decía que afuera era muy peligroso y debía protegerlo a toda costa. Jimin accedió y obedeció a sus órdenes, incluso si eso significaba no tener una adolescencia normal, el haría lo que fuera por ella.

A sus diecisiete años Jimin obtuvo un titulo de bachillerato gracias a su intelecto elevado, Hye estaba muy orgullosa de el y decidió que por primera vez Jimin podría salir de aquellas paredes, con la debida protección de aquellos guardaespaldas. Jimin era consciente de que el mundo fuera de casa era peligroso, estaba creciendo rodeado de guardaespaldas, hombres con trajes y lentes que parecían estatuas cuidando de el y Hye, no era imbécil sabía que eso no era normal.

Si ataba cabos podia deducir que Hye era alguien muy importante o era alguien muy peligroso.

Por primera vez fue a un bar, rodeado por personas mayores, inestables y posiblemente alcoholizadas, decidió irse, pues no era su estilo y no quería ocasionarle molestias a Hye. Terminó yendo a una feria, llena de juegos y jóvenes de su edad divirtiéndose a toda costa, Jimin supo que debía quemar las etapas de su vida correctamente, porque todo sucedía a su debido tiempo.

Y aunque su vida nunca había Sido del todo normal, intentaba llevar un ritmo no apresurado, pero eso no evito la siguiente fase de su vida.

A sus dieciochos empezó la etapa hormonal, también la discusión de la universidad y la carrera que debía cursar, Hye se hacía cada vez mayor, pero siempre estaba orgullosa del pequeño que habia criado con amor, sin embargo Jimin no se sentía listo para la universidad y empezaba a comportarse de manera rebelde, ya no quería quedarse en casa y su cuerpo habia cambiado mucho, a medida que pasaba el tiempo su cuerpo no ganaba musculatura, al contrario, tenia curvas, y musculos muy leves, su cadera era un poco ancha y su cintura pequeña, no había rastros de un hombre rudo en el, de hecho lucia muy delicado y eso lo tenia constantemente frustrado.

La presencia de Jeon causo estragos en su mente, Jimin jamás había tenido relaciones sexuales, aúnque si habia explorado con su cuerpo, descubriendo que la masturbación lo hacia sentir tranquilo despues de una deliciosa liberación, pero no era suficiente, su cuerpo palpitaba, ansiaba escalar otro peldaño hacia la satisfacción sexual. Sus sueños húmedos empezaron desde la primera vez que lo vió y también su condición.

Jeon era un hombre alto, maduro y con un físico increíble, arrogante y seguro que al hablar transmitía egocentrismo pero sobre todo excitación, para el puberto de dieciocho años que no habia explorado la sexualidad como tal, Jeon era una fantasía. La mejor de toda su vida.

Si bien había visto videos, descubriendo que lo senos y la vagina de las mujeres le causaba una leve excitación, no se comparaba a esos sueños donde el hombre de treinta años lamía todo su cuerpo y jugaba con sus dedos dentro de su culo, esa fue su perdición, cuando en medio de la madrugada se despertó sudado gracias a uno de esos sueños, dirigió sus dedos a la apretada entrada, descubriendo el dolor y la satisfacción misma en su agujero. Pero con el tiempo, Jimin quería más y no sabía cómo satisfacerse a tal grado.

Las visitas del señor Jeon no eran constantes, venía cada tres meses y dejaba fajos de billetes a Hye, lo saludaba cortésmente y luego se concentraba en entablar largas conversaciones con la mujer, Jimin empezaba a desesperarse por su atención, ahora no le importaba no ser lo suficientemente musculoso para las chicas, quería ser lo suficientemente curvilíneo para el hombre, para llamar su atención o siquiera lograr alguna reacción en el.

Cuando cumplió diecinueve años se sentía frustrado por no haber logrado demasiado, cambio su manera de vestir y con ellos también sus gustos, descubrió que sus piernas eran muy bonitas para estar ocultas bajo largos jeans, que su rostro era angelical, pero con maquillaje era bastante sexy, descubrió y que los colores pasteles le quedaban muy bien a su piel pálida. Jimin cambió.

Pero también lo hizo su entorno, Hye enfermó descubriendo que tenía un cáncer, la enfermedad que hace tiempo la había empezado a consumir lentamente, ahora avanzaba expandiéndose por su cuerpo, debía ser operada de emergencia y sometida a tratamientos de quimioterapia. Sin embargo Hye no resistió dicha operación.

Jimin sintió su muerte como el peso más pesado en sus hombros, la tristeza lo consumió y como nunca antes lloró por su perdida, algo incoherente no recordaba demasiado a sus padres o como habían desaparecido de su vida, pero estaba seguro de que nunca podria olvidar a Hye, no cuando ella le habia mostrado como era sentirse querido y protegido.

Y con su muerte, Jeon tuvo que accionar y hacerse cargo del pequeño que le había llevado a su tía en primer lugar.

Sin saber que dicho pequeño cambiaría su vida por completo.

Y es que ninguno de los dos lo sabía exactamente, pero estaban destinados a estar en la vida del otro de la manera que fuera.

Ninfomanía [KM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora