26. Fuegos artificiales

5.3K 344 38
                                    


Héctor Fort
25 de abril de 2024

–Pau, debes conocer al padre de Haizea.– Hablo recordando que ayer el hombre volvió a pedírmelo y la sonrisa que antes tenía por la victoria desaparece.– Que no es tan malo, el hombre solo quiere conocerte porque sabe que estás en algo con Maia a quien quiere como a una hija.

–Lo sé, lo sé pero...– Coge aire.– nunca he conocido al padre de ninguna chica, bueno, porque no he tenido novia antes y no sé qué debo y no hacer.– Explica nervioso.

No me imaginaba que Pau nunca hubiera tenido novia

–No te preocupes, es el hombre más majo que vas a conocer en tu vida y no te hará nada, solo quiere conocerte en persona.

–De acuerdo.

–Debes venir ahora, recuerda que mañana nos vamos a las 12 porque el 27 hay partido contra el Valencia.– Asiente.

–Espera, ¿ahora? ¿Justo ahora?

–Es ahora o nunca.– Los seis empezamos a dirigirnos a la casa de los hermanos Mendizabal ya que Maia dijo que lo acompañaría para después volver juntos a casa.

–Mi casa ya parece un hotel.– Se queja el de ojos azules.

–Tú fuiste el que invitó a Fermin.– Rebate Haizea quien está a mi lado agarrando mi mano.

–¿Querías que me quedara en la calle?– El rubio se hace el dramático pero lo ignoran.

–Y tú invitaste a Héctor.

–Pero al menos avise con antelación y no lo he mandado a dormir al sofá.– Le echa en cara.

Y menos mal

Llegamos a la casa y los adultos ya están despiertos.

Y nosotros aún no hemos ido a la cama

Haizea y yo entramos a la habitación de la chica dejando todo el panorama atrás donde un Pau nervioso habla con el padre de los hermanos completamente divertido por la situación y Fermin y Aratz no dejan de hablar sobre el siguiente y último juego.

–Yo quería ver cómo Pau conoce a mi padre.– Se queja como una niña.

–Es mejor que duermas ya, apenas te mantienes de pie y cuando despiertes te dolerá todo.– Y con eso parezco convencerla.

–Vale...– Se tumba en la cama sin cambiarse así que la ayudo.

Le quito las zapatillas dejándolas en una esquina y trato de convencer a Haizea de que se levante para que pueda cambiarse la ropa.

–Ayúdame.

–¿Con que?

–Quítame la camiseta.– Levanta sus brazos.

–Pero...

–Venga, hombre, que tengo sujetador. No vas a ver nada que no hayas visto antes.– Habla haciendo referencia a que he tenido más novias.

–Espera.– Salgo del cuarto para buscar a Maia y que ella lo haga por mi, y acepta.

Poco después sale de la habitación.

–Ya está casi dormida.– Asiento y entro cambiándome y tumbándome a su lado.

No sé si es que aún está despierta o lo hace inconscientemente pero en cuanto me siente a su lado se acerca a mi hasta apoyar su cabeza en mi pecho.

(...)

–Date prisa o llegaremos tarde.– Insiste Haizea.

¿Rojiblanco o azulgrana? // H.FortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora