𝗦𝗨𝗡𝗚★𝗦𝗨𝗡 ᎓ En donde Sunghoon, un alfa multimillonario se enamora de Sunoo, un omega que trabaja en una pequeña cafetería cerca de su trabajo.
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★ ! 𝗔𝗗𝗔𝗣𝗧𝗔𝗖𝗜𝗢́𝗡.
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—Hijo, ¿no has pesando en ya buscar algún omega?—Preguntó la madre de Sunghoon de repente, la pregunta tomando por sopresa al alfa, quien tuvo que beber agua ya que se había atragantado.
—Eh, sobre eso...
—No me vengas a decir que aún no es tiempo, ¡tienes veintiséis años y nunca me has presentado a nadie!—Empezó a quejarse la omega.—Tú y tú hermano me hacen pensar que jamás tendré nietos.
Jay que sólo había estado concentrando en comer levantó la mirada cuando escuchó que lo involucraban.
—Cariño, no creo que debas presionarlos con eso.—Intervino el señor Park, padre de Jay y esposo de la madre de Sunghoon.—Si los muchachos aún no han encontrado a nadie que llame su atención no creo que debemos presionarlo.
A Sunghoon siempre le había sorprendido como el señor Park podía mantener la calma y poner las aguas en paz con su madre, era como si fuera un calmante perfecto para la omega.
—Yo ya tengo a un omega que me gusta.—Confesó Jay mientras terminaba de tragar.
Sunghoon miró a Park y este asintió, el alfa menor ya le había hablado sobre su interés por el amigo de Sunoo, por lo que Sunghoon le ayudó a conseguir su número y hace unos días le dió algunas ideas en para una cita.
—¿Lo conoces?—Le preguntó la mujer a su hijo mayor.
—Sé su nombre.—Dijo sin mucha importancia.—Y respecto a conseguir pareja.—Tomo aire antes de soltar la bomba.—Estoy saliendo con un chico.
Todos en la mesa (exepto Jay que ya sabía) dejaron de comer.
—Lo conocí hace un mes.—Empezó a contar antes de que se lo preguntaran.—Trabaja en una cafetería cerca de la empresa y me interese en el cuando lo ví por primera vez, hace poco empezamos a salir.
—Está loquito por él.—Comentó Jay mientras se metía una cucharada de comida a la boca.—¿Pueden creer que ya no se la pasa encerrado en su oficina por ir a buscarlo?
—Jay.—Amenazó a su hermano con la mirada, este se hizo el que no se daba cuenta.
—No puede ser, mis retoños ya encontraron a sus parejas.—Se puso una mano en el corazón con dramatismo.—Ya escucho los llantos de los bebés.
—Okey, debo irme.—Se limpio la boca con una servilleta.—Tengo cosas que hacer.
—O un omega por ver.—Insinuó el alfa más pequeño, ganándose otra mirada asesina por parte de su hermano
—¡Lo tratas bien!—Le gritó su madre antes de salir de la casa.
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