00130 | padrino

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martina
☆   ☆   ☆

Ayer estuvimos en Roma con mis dos criaturas, tuve el podcast con Ori y el resto del día estuvimos con ellos en su casa por el simple hecho de que no me devolvían a mi niño así que bueno... hoy también con ellos hasta que subimos al avión para venir a Barcelona. Enzo sigue en Londres y en dos días recién viene con nosotros y luego se va a Argentina para los últimos dos partidos de eliminatorias del año.

Cae la tarde noche en mi ciudad de orígen y nosotros tres llegamos a la casa de mi mejor amigo, con suavidad saco a Benja de la silla de seguridad y lo acuesto en su coche dónde despierta parpadeando con curiosidad mientras se acomodaba en su nuevo entorno. Ayudo a bajar a Oli y Aurora nos espera en la puerta con una enorme sonrisa.

–Tanto tiempo —me abraza con una sonrisa y mira a Olivia—. Hola.

Ella se esconde detras de mi agarrando lo pierna y la miro riendo... desde cuándo tímida si ella se habla todo.

Entramos a la casa y dejo el coche a un lado, tomo a mi hijo en brazos y vamos caminando hasta la cocina donde está el resto de la familia.

–Hola padrino.

Le sonrío y él da media vuelta para mirarme totalmente sorprendido para luego venir hacia nosotros tres, nos saluda sin decir nada y mira a Benja, lo toma en brazos y le da un beso en la frente.

–¿Por qué no me dijiste que venías? Pensé que llegabas mañana... no estaba preparado emocionalmente todavía.

–Sorpresa.

Saludo a su familia y me siento en la mesa mientras él sigue con su ahijado en brazos y no le saca la mirada de encima.

–¿Quieres algo? —la mamá de él mira a Olivia y esta niega con la cabeza —. Es igual a su papá.

Si, gracias a Dios.

–Y Benja pinta a lo mismo.

–Tanto que dijiste que iba a ser igual a ti —Gavi me señala riendo.

–Quizas algo saca, nadie sabe todavía.

–Miralo y no tengas falsas esperanzas, ya es igual a Enzo.

Es cierto.

Cuando Olivia toma más confianza, ya empieza a hablar y responder las preguntas que le hacen y a jugar con las cosas que trajo dentro de su mochila mientras nosotros merendamos.

–Así le sostenes la cabeza y le golpeas despacio la espalda para que eructe —siento a Benjamín sobre la pierna de Gavi luego de que el bebé comió—. La idea es que no devuelva pero puede hacerlo.

–Me vomita y te lo tiro... ¿Te vomitó ya?

–Una vez porque lo moví para todos lados, así que ahora no lo muevas mucho porque va a volver a hacerlo.

–Seguro lo moviste como si estuviese en una montaña rusa.

Literalmente si y el nene me lo devolvió vomitandome. Mi inconsiente se lo quería dar a la mamá pero la mamá soy yo así que tuve que hacerme cargo.

–Como le sonríe —Aurora mira a mi hijo que mira como su padrino habla y sonríe.

–Y yo tengo que rogarle para que me dé una sonrisa, así quedamos —señalo a mi hijo.

–El niño te ve y dice ésta pesada me tocó de madre... está harto ya.

–Lamento matar tu ilusión pero él ama estar conmigo, con Enzo solo un rato y después ya pide por mi.

–Pobre criatura... lo insoportable que debes ser dándole besos todo el día y queriendo que diga mamá cuando no tiene ni dos meses.

No digo nada porque es real, si dice papá antes que mamá no veo otra que devolverlo.

iconic ; enzo fernandezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora