𝙎𝘦𝘳 𝙪𝘯 𝘿𝘪𝘰𝘴 𝙣𝘰 𝙚𝘴𝘵𝘢 𝙩𝘢𝘯 𝙢𝘢𝘭━𝙎𝘱𝘳𝙪𝙖𝙣

2. Nublado

El pelinegro camino torpemente entre las brisas de la lluvia, sintiendo como está le estaba empezando a empapar la cara. No pudo evitar soltar un pequeño estornudo, hacía demasiado frío... Mierda, tal vez si hubiera traído ese suéter azul no estaría temblando ahora... No había tiempo de arrepentirse.

Levanto la vista, notando por fin esos benditos portales. Debía regresar a su pueblo. Había salido de este ya que debía pegar algunos carteles publicitarios de su restaurante, pero la maldita lluvia lo alcanzó, y gracias a eso sentía que se iba a enfermar horrible, ya que sus defensas eran muy bajas.

O bueno, eso había dicho Carrera hace años, cuando apenas eran adolescentes y una lluvia los atormentó en el camino a la universidad. Recordaba haber estado enfermo por un mes, causando que en todo el estúpido mes su amigo de la infancia lo molestara. Era un estúpido.

Agarro su maletín, la cual era de color negro. Para dejar su teléfono el cual a puras penas se había salvado de las gotas de lluvia... Rápidamente cerro el compartimiento, pero antes de volver a la posición en la que estaba, algo choco con el desde atrás.

Se giro y tuvo que morder su labio inferior para no insultar a quien sea que se haya tropezado, pero su corazón se detuvo al ver una figura extrañamente familiar... Pudo notar como el chico de pelo largo hacia una mueca y entrecerraba los ojos. ¿Era ciego qué? Estuvo a punto de hablar, pero este lo esquivo.

Abrió la boca dispuesto a protestar contra el chico flaco y vestido raro, pero se detuvo al ver cómo este daba un paso a la nada, causando que se resbalara. Llevo su palma a sus labios para tratar de contener esa risa que estaba ansiosa por salir, pero al ver cómo este se golpeaba la cabeza su corazón se volvió a detener.

Mierda, ya le habían dado quinientos paros cardíacos solo por este imbécil, el cual parecía nuevo... Ya que no lo había visto en su puta vida, solo le parecía familiar, de cierta manera se parecía a...

Corrió rápidamente hacia el contrario, notando cómo por poco no se golpeaba en la esquina de la escalera. Realmente se golpeó con la pequeña tierra que había al final de los escalones, la cual ya era barro debido a la lluvia. Cómo pudo levanto la cabeza del contrario, para fijarse que no estuviera sangrando.

Al darse cuenta que esté no era el caso, su brazo se enredo por debajo de la pantorrilla del chico, cargando el liviano cuerpo de este... Era como si no hubiera comido nada en días, o en meses. Suspiro con pesadez, para luego ver su maletín negro, el cual estaba tirado.

¿Era bueno llevar a un extraño a su casa? Bueno, se pregunto esto justo cuando entro al portal con el castaño en sus brazos. Tenía planeado llevarlo a su casa ya que respiraba, y si no despertaba en cinco minutos o diez, llamaría a un médico.

Salió del portal, notando como la lluvia poco a poco iba disminuyendo. Antes estaba lloviendo como si un Huracán azotará Tortillaland, pero ahora era más brisa que una tormenta. Dió algunos pasos torpes, recordando como algunas personas morían debido a esto. Algunos ladrones se hacian los muertos para atrapar víctimas...

Suspiro con pesadez, tratando de buscar alguna solución, no tenía algún amigo disponible ahora que viviera cerca del pueblo, y tampoco había un hospital que fuera realmente bueno para llevar al chico torpe. Estaba realmente abrumado, ya que se estaba comenzando a sentir mal debido a la lluvia, pero no iba a dejar al chico así.

Mientras pensaba, continuaba caminando, comenzando a estar cerca de su colina... Se había tardado más tiempo en pensar a dónde ir que en llegar a la pollería. Bueno, si pasaba algo obviamente se podía defender, además al parecer Mariana se encontraba en el restaurante.

Al llegar a la puerta de este, ambas se abrieron de par en par, ya que eran automáticas. Pudo escuchar como Mariana decía "¡Bienvenido al pollo feliz!" Pero su tono alto fue bajando al notar la figura empapada de Spreen. Rápidamente corrió hacia el con una expresión asustada.—¡¿Qué pasó?!