✨...𝑬𝒍 𝒔𝒊𝒍𝒆𝒏𝒄𝒊𝒐 𝒅𝒆𝒍 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐..✨ [욕망의 침묵] (BL)

Capitulo 1

                  La sombra del pasado

El aroma a café recién hecho, intenso y reconfortante, se mezclaba con el olor a papel viejo y tinta, creando una atmósfera familiar en la oficina. Jaehyun, con un movimiento preciso y casi imperceptible, colocó la taza de porcelana blanca sobre el escritorio de Stepan, el vapor formando un halo efímero sobre la superficie pulida.

Stepan, con la mirada fija en los papeles que cubrían su mesa, apenas pareció notar la presencia de Jaehyun. Su rostro, marcado por la tensión y la fatiga, reflejaba la carga que llevaba sobre sus hombros. La luz del sol de la mañana, filtrándose a través de las ventanas, proyectaba sombras danzantes sobre su rostro, como si los fantasmas del pasado se agitaran en las profundidades de su alma.

"El señor Kim estará aquí en una hora", informó Jaehyun, su voz suave como el terciopelo, una melodía que contrastaba con la silenciosa intensidad que reinaba en la habitación.

Stepan asintió, sin apartar la vista de los documentos. "Prepara la sala de juntas. Y asegúrate de que todo esté en orden".

Jaehyun asintió, su mirada recorriendo el rostro de Stepan. El hombre que tenía ante él, con su impecable traje gris y su aura de poder, era una sombra del joven despiadado que había conocido hace treinta años. La mafia había dejado una huella indeleble en Stepan, una cicatriz invisible que se extendía por su alma, una marca que ningún traje ni máscara podían ocultar.

"Jaehyun...", Stepan pronunció su nombre con un tono gélido e irritante, como si cada sílaba fuera una afilada cuchilla que cortaba el aire, una afilada cuchilla que reflejaba la frialdad de su alma atormentada.

Jaehyun levantó la vista, sus ojos oscuros encontrándose con los de Stepan. En ese intercambio de miradas, se condensaba una historia de lealtad, de amor y de un pasado que aún los perseguía, una historia que se deslizaba por los rincones oscuros de la oficina.

"¿Sí, señor?", preguntó, esperando la siguiente orden con una paciencia inquebrantable, una paciencia que se sostenía en el filo de la navaja de la indiferencia.

"No te preocupes por el señor Kim", dijo Stepan, con un suspiro que parecía emanar de lo más profundo de su ser, un suspiro que resonaba con la frialdad de un alma atormentada. "Él no es un problema".

Jaehyun no respondió. Sabía que Stepan no se refería a la reunión con el señor Kim. Se refería a la oscuridad que lo perseguía, a los fantasmas del pasado que aún lo atormentaban, a los espectros de una vida que había dejado atrás, pero que aún se aferraban a su presente con garras afiladas.

"¿Cómo estás?", preguntó Jaehyun, rompiendo el silencio que se había instalado entre ellos, un silencio que hablaba a gritos de un pasado compartido, de un vínculo que se había forjado en las sombras, un vínculo que se deslizaba por los recovecos oscuros de sus almas atormentadas.

Stepan lo miró con una expresión ilegible. "No importa", respondió, volviendo su atención a los papeles, como si buscar refugio en la fría lógica de los números y las cifras, una defensa contra la tormenta que se avecinaba en su interior, una tormenta que amenazaba con arrastrarlos a ambos hacia la oscuridad.

Jaehyun se quedó en silencio, observando a Stepan. Lo había amado desde el primer momento en que lo había visto, un amor silencioso que se había ido fortaleciendo con el paso de los años, un amor que se había convertido en una prisión de soledad, una jaula dorada que lo mantenía cautivo.

Jaehyun sabía que Stepan no podía amarlo. El pasado de Stepan, la oscuridad que aún lo perseguía, se interponía entre ellos, una barrera invisible que impedía que sus corazones se encontraran en la penumbra.

"¿Qué te preocupa?", preguntó Jaehyun, su voz apenas un susurro, un susurro que buscaba penetrar las defensas de Stepan, un susurro que le decía que no estaba solo en su lucha, un susurro que se deslizaba por los recovecos oscuros de sus almas atormentadas.

Stepan levantó la vista, sus ojos oscuros y penetrantes, como dagas afiladas que amenazaban con traspasar la máscara de indiferencia. "El pasado", respondió, con un tono cortante, un tono que no dejaba lugar a dudas, un tono que reflejaba la frialdad de su alma atormentada. "Siempre está ahí, acechando en las sombras".

Jaehyun sintió un nudo en el estómago. Sabía que Stepan se refería a la mafia, a la vida que tiene hasta ahora por culpa de eso perdió a tantas personas , una vida que aún lo perseguía, como una sombra que se extendía por su alma, una sombra que lo obligaba a vivir en la oscuridad.

"No puedes escapar del pasado", dijo Jaehyun, con una voz que apenas era un susurro, un susurro que buscaba consolar a Stepan, un susurro que le decía que no estaba solo en su lucha, un susurro que se deslizaba por los recovecos oscuros de sus almas atormentadas. "Pero puedes elegir cómo te afecta".

Stepan lo miró con una expresión de incredulidad. "¿Cómo puedo elegir?", preguntó, con un tono gélido, un tono que reflejaba la frialdad de su alma atormentada, un tono que cortaba como un cuchillo afilado. "El pasado me ha marcado para siempre".

Jaehyun se acercó a Stepan, su mirada llena de compasión, una compasión que se mezclaba con el amor que sentía por él, un amor que lo obligaba a luchar por él, un amor que se deslizaba por los recovecos oscuros de sus almas atormentadas. "No te rindas", dijo, con una voz que transmitía una esperanza que él mismo no sentía, una esperanza que se aferraba a la posibilidad de un futuro mejor, una esperanza que se deslizaba por los recovecos oscuros de sus almas atormentadas. "Todavía hay tiempo para cambiar".

Stepan lo miró fijamente, su mirada fría como el hielo, sus ojos llenos de una tristeza profunda, una tristeza que reflejaba la carga que llevaba sobre sus hombros, una tristeza que lo obligaba a vivir en la oscuridad. "No lo sé, Jaehyun", respondió, con un tono que reflejaba la desesperación que lo consumía, un tono que cortaba como un cuchillo afilado. "No lo sé".

Jaehyun se quedó en silencio, sin saber qué más decir. El pasado de Stepan era un abismo oscuro, un pozo sin fondo que amenazaba con engullirlo todo, un pozo que lo obligaba a vivir en la oscuridad, un pozo que