El fracaso del juicio de las lunas y con eso la muerte de Nakime, habÃa provocado la destrucción de la fortaleza infinita, empujando al rey demonio junto a todos sus sirvientes a buscar otra fortaleza, lugar que encontraron en uno de los cuarteles del ejército de Ashina, en donde todos los soldados fueron convertidos en demonio por petición de Genichiro, quien permitirÃa su estadÃa y le brindarÃa todos los lujos propios de un Rey siempre y cuando el ni sus lacayos cometan ningún crimen contra la gente de su pueblo.
En una habitación adornada con sedas y muebles finamente tallados, con el aire impregnado de un aroma dulce y embriagador de incienso. En el centro de esta estancia, Muzan Kibutsuji, el Rey Demonio, emergÃa de su baño lleno de pétalos de flores moradas venenosas. Cada paso que daba por la habitación dejaba un rastro de sangre oscura proveniente de su piel pálida y lastimada que sanaba rápidamente el daño infligido por las flores tóxicas.
Muzan se envolvió en una túnica de seda negra, casi tan oscura como su cabello. Su presencia irradiaba un aura de poder indescriptible, como si la misma oscuridad se arrodillara ante él.
Las lunas demonÃacas, con rostros marcados por el temor, se arrodillaron ante su señor mientras él pasaba elegantemente entre ellos. Ninguno se atrevÃa a levantar la vista, temerosos de encontrarse con los ojos carmesà penetrantes de su amo.
Mientras Muzan se acercaba a la ventana en el extremo opuesto de la habitación, su mente maquinaba la mejor forma de usar la espada mortal y de librarse de los pilares y Genichiro.
El aroma del incienso se alivio a medida que abrÃa la ventana que le daba una vista completa a la enorme ciudad de Ashina cubierta por la escarcha. Desde allÃ, miró con desdén, observando la ciudad humana que se extendÃa más allá de su fortaleza, un recordatorio constante de su deseo de control absoluto y de su fracaso.
Entre las lunas, la que más destacaba estaba su mano derecha Kokushibo quien pese estar con la ropa desgarrada y un brazo lleno de cicatrizes traia con el la espada mortal el arma que ayudaria a su señor a trascender su inmortalidad.
Sosteniendo con reverencia la espada mortal, un arma forjada en las profundidades del inframundo, cuya hoja parecÃa brillar con un fulgor oscuro y amenazante.
La luna superior uno, colocó la espada mortal a los pies de su amo con un gesto ceremonioso. Los sirvientes observaban en silencio, sabiendo que con esto el mundo estaba por cambiar para siempre y traer con ella la soberanÃa absoluta del rey demonio.
Muzan contempló la espada con una mezcla de fascinación e incredulidad. SabÃa que este artefacto ancestral podrÃa ser la clave para su siguiente evolución, una que lo llevarÃa más allá de su inmortalidad actual y lo convertirÃa en una fuerza imparable.
Con una sonrisa siniestra, Muzan alzó la espada mortal y la sostuvo frente a él, sintiendo el poder oscuro que emanaba de su hoja. Kokushibo observó con orgullo y devoción, listo para seguir las órdenes de su señor sin cuestionarlas, sabiendo que juntos podrÃan cambiar el curso de la historia.
Muzan: Cuantos siglos pasaron desde que dejé de ser humano? Cuantos años tuve que permanecer escondiéndo me del sol, obligándome a hacer un ejército de meirda que ni siquiera puede contra un Miserable humano.
Conforme hablaba su tono se volvÃa cada vez más grave e imponente, creando una atmósfera que obligaba a los demonios a bajar la cabeza por el miedo que provocaba. A la vez que Muzan apreciaba con adoración cada detalle de la katana que ahora yacÃa en sus manos.
Muzan: Yorichi, Tn y el Sol, fueron los únicos que se interpusieron en que esto sea posible, pero al final no sirvió de nada. Ni el más fuerte de ellos pudo soportar el paso del tiempo y Tn...
Bueno el no correrá con la misma suerte, no falta mucho para finalmente conquistar el sol y con ello no habrá ni Dios que lo salve, ahora los pilares no son más que cerdos esperando a ser llevados al matadero.

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La Espada Mortal (Tn x Harem Kny)
RandomEn su búsqueda por la perfección, Muzan kibutsuji secuestro a un niño que podría ayudarlo a alcanzar su anciada inmortalidad, sin esperarse que su acción provocaría la ira del shinobi más letal de todo Japón. No hay registros de tal asesino, solo s...