Capítulo 1 - Dos aves perdidas

11.8K 834 511
                                        

— ¡Kage! — corrió a abrazar a su novio — ¿Por qué no me dijiste que saliste temprano hoy?

— Me quedé sin datos

— ¡Tonto! ¿Cómo no te diste cuenta?

— Cállate renacuajo, tu nunca traes datos ¿con qué derecho lo dices? — Pellizco ambas mejillas, estirándolas

— ¡Ay, ay, me duele! — Se quejó

—  Hola Kageyama-kun — saludo

— Miya-san...

No le caía para nada bien ese amigo de Hinata, su "sexto sentido" le decía que ese tipo quería a Hinata no como amigo, y solo estaba esperando la oportunidad perfecta para quitárselo, pero Hinata insistía en que Atsumu no quería nada con él, incluso tenía otro ligue.

— Veo que estas ocupado Shoyo, entonces nos vemos mañana, adiós

" intincis nis vimis miñini," Pensó irritado

— ¿Estás bien? Tienes cara de estreñido

Kageyama chasqueo la lengua

— ¡Ya se! Tienes hambre ¿verdad? ¡vamos a comer! De tanto pensar en la clase me dio mucho hambre

— ¿Tú piensas?

Hinata le soltó una patada en su espalda baja

—  ¡Estás muerto renacuajo!

— ¡Primero atrapame!

Hinata empezó a correr, mientras Kageyama iba detrás queriendo alcanzarlo.

— ¡Ven acá idiota!

Hinata tuvo que correr lo más rápido que pudo para evitar la ira de Kageyama, y cuando  por fin lo alcanzó estaba demasiado cansado como para regresarle el golpe

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hinata tuvo que correr lo más rápido que pudo para evitar la ira de Kageyama, y cuando  por fin lo alcanzó estaba demasiado cansado como para regresarle el golpe. Afortunadamente estaban enfrente de una tienda de ramen.

— ¡Entremos!

— Si

Ya comiendo, su fuerza fue recuperada, además de su mejorar su estado de ánimo.

— ¡Es riquísimo! Mira prueba — Le dio a probar un poco de su ramen

— Debo admitir que esta rico, pero no más que el mío — Dijo confiado

—  Sólo  hay una manera de saberlo — Tomó un poco del ramen de su pareja — Ja, es la gran cosa — No aceptaría que Hinata ganó, siempre era lo mismo, él simpre elegía los mejores sabores

— Claroooo... como digas

— Oye — Acercó su mano

— ¡No! — Alejó  su plato — No te daré más de mi ramen si es lo que quieres

— ¡No quiero tu ramen, tragón! Es sólo que — Tomó con  ambas manos las mejillas de su pareja, esta vez sin pellizcarlas, simplemente dándole un suave toque con su dedo pulgar

Celos [Kagehina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora