¿Qué le pasa Todoroki Shouto? ;✧ BakuTodo

Cinco

Shouto recuerda que su mamá estuvo fuera del hospital mental, y les cocinaba todos los días. Iban a ver a Touya; una vez a la semana, sagradamente.  Él asistía a sesiones de terapia cada cuatro días y ha estado llevando ese tonto diario que el psicólogo sugirió.

Ha estado siguiendo todas las recomendaciones, pero los ataques de pánico /no se van/.

El psicologo dijo que tendría que vivir con ellos, pero Shoto no puede darse el lujo de tener un ataque de pánico estando en una misión, eso podría ser... un error que puede costarle la vida a el o a su equipo.

Muerte. Esa simple palabra, causa que incluso estando en la escalera del gigante lobby del hotel, las paredes se vuelvan pequeñas, pequeñas y presionen su cuerpo, aplastando su cuerpo en un abrazo-- a...

Touya. 

—Oye, Mitimiti.

Él se agarra el pecho desesperado, cuando nota que la gente se está dando cuenta de su presencia en el suelo, y lo están rodeando; Luego escucha pasos apresurados en su dirección, Shouto quiere esconderse, se siente demasiado vulnerable, hasta que siente un par de palmas calientes en sus mejillas y el olor a caramelo agudizando sus sentidos. 

—¿Qué te pasó?, ¿Estás herido? ¿Todoroki?.—Shouto trata de responder, pero el aire es mucho más denso, y el Beep Beep Beep del reloj del otro causa que su cabeza de más vueltas, pero de todos modos necesita agarrarse de algún lado. 

Pero cuando sus ojos topan y la electricidad comienza a vibrar en sus venas, Shouto siente la opresión en su pecho desvanecerse lentamente, porque Bakugo Katstuki, el mismo que detesta la música latina de Sato... 

"... Baila tu cuerpo alegría, macarena..."

—Respira conmigo, ¿sí?.—Shoto siente como el Beep Beep Beep del reloj empieza a disminuir, al mismo tiempo que su respiración se regula un poco, siguiendo las indicaciones del alfa, con la música de fondo en su cabeza. ¿Qué demonios...? Si Shouto no se sintiera tan agotado en este momento, se hubiera reído.

"Que tu cuerpo es pa' darle alegría y cosa buena"

—Debemos llevarlo arriba.—Ordena mirando a otro lado, y Shouto no sabe si el alfa sigue cantando la canción en su cabeza, o el está mimetizándose con ella. Pero sea como sea, lo distrae del miedo que sintío minutos atrás.

Su cabeza casi por agotamiento cae en el hombro del cenizo.

—Yo lo cargo, tú abre las puertas. 

—Pero-- 

—Kacchan.— A este punto Shoto, siente el cuerpo fallar, detesta ser una molestia, pero todo lo que hicieron con él en el hospital, el camino de vuelta al auto con Enji... Shouto no se siente capaz de caminar. El aroma a menta de Izuku le pica en la garganta al respirarlo; pero cuando se siente en el aire no tiene otra opción que agarrarse al peliverde más fuerte.