|𝐀𝐑𝐓𝐈𝐒𝐓𝐒 𝐋𝐎𝐕𝐄| «El amor es el arte de crear por la sensación misma, sin esperar nada a cambio,más allá del placer mismo del acto creativo.»
Tras años retrasando el momento, Alina Hazelwood debe enfrentarse a sus mayores miedos entrando...
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ALINA TENDRÍA MUCHAS BUENAS CUALIDADES, pero la obediencia no era una de ellas.
Si tenía que enfrentarse contra alguien lo hacía.
Y le importaría bastante poco que fuera la reina de Inglaterra.
—Disculpe, Lady Bridgerton. No sabía que se había casado en secreto con algún Bridgerton.
—No lo he hecho.
—Oh. ¿Y porque sigue en mi presencia?—le recriminó la reina con una ceja enarcada—. Solo quiero a los Bridgerton en esta sala.
Alina vio a Penelope tratar de escapar fuera de la sala, pero Colin la retuvo del brazo con cautela.
Pobre. Parecía querer huir más que nada.
—La he oído—acotó la castaña cruzándose de brazos.
—¿Es que no va a marcharse y hacerle caso a su reina?
—Los Bridgerton son como mi familia. No tenemos secretos. Si Lady Danbury se queda, la señorita Loots y yo corresponderemos—respondió ella firmemente.
Desde luego esa había sido una jugada bastante arriesgada.
La reina, ofendida pero divertida, reprimió su verdadera opinión y asintió con la cabeza.
—Tiene usted un talento innato para sacar a la gente de sus casillas, señorita Hazelwood.
—Me lo tomaré como un cumplido—sonrió ella.
Alguien alargó la mano para arrastrarla hacia atrás y Alina observó a Benedict, que estaba más pálido de lo que acostumbraba.
Se miraron un segundo con intensidad y eso bastó para acelerar su pecho de nuevo.
—Alguien de este salón tiene algo que ocultar. Hasta que ese alguien no se un paso adelante y confiese nadie se irá. Cuanto más tarde más grande será mi irritación. De un paso adelante. Confiese.
—Soy yo—murmuró Francesca—. Estoy prometida con Lord Kilmartin. Me siento honrada por el interés de su majestad en mi futuro, quizás tanto que no he sido lo bastante atrevida para manifestarlo, pero amo a Lord Kilmartin. Y voy a casarme con él... Con su bendición, claro.
—Eso no es un gran misterio, señorita Francesca. Su sensibilidad romántica ha sido evidente hace mucho tiempo. No necesita mi bendición para casarse. No estoy aquí por eso. Hablo de Lady Whisteldown. Yo sé que ella está en este salón. Estuve cerca el año pasado. Tentadoramente cerca. Y, ahora, solo cuando la chica Cowper ha publicado mentiras de esta familia, Whisteldown corre a publicar. Es uno de ustedes.
