Seduciendo a Mr. Theodore Nott

CAPITULO 16

Por ejemplo. Nadie lo creería, pero cuando éramos niñas…
Neville  le dio un codazo en las costillas.

—¿Lo ven? —dijo hermione.

—Lo que iba a decir —continuó lady McGonagall— es que los miembros de
la alta sociedad han reaccionado a mi desafío de una manera muy equivocada.

—¿Cómo sugiere que lo hagamos, entonces? —preguntó Genny.
Lady McGonagall agitó la mano ante la cara de Genny.

—Primero tengo que explicar qué es lo que están haciendo mal. Vuelven
la mirada hacia las personas más evidentes. —Miró a Neville y a Hermione —. Personas como vuestra madre y abuela.

—¿Mi madre y Abuela? —dijeron las dos al unísono.

—Vamos, por favor —bufó lady McGonagall—. Persona más metoentodo no ha visto jamás la ciudad. Es exactamente el tipo de persona de la que todo el
mundo sospecha.

Neville no supo qué decir. Su Abuela era famosa por lo cotilla, pero era
difícil imaginársela como lady Whistledown.

—Justamente por eso —continuó lady McGonagall, con un destello astuto en
los ojos—, no puede ser ella.

—Bueno, eso —dijo Neville, con un cierto toque de sarcasmo—, y el
hecho de que Hermione  y yo podemos decirle con toda seguridad que no son ellas.

—Pfff. Si vuestra madre fuera lady Whistledown habría encontrado la
manera de ocultároslo.

—¿Mi madre? —dijo Hermione dudosa—. No lo creo.

—Lo que quería decir —gruñó lady McGonagall— antes de todas estas
infernales interrupciones…

Neville creyó oír bufar a Genny.

—… es que si lady Whistledown fuera alguien «evidente», ya la habrían
descubierto hace tiempo, ¿no os parece?

Le contestó el silencio, hasta que quedó claro que era necesaria una
reacción; entonces las tres asintieron con la debida consideración y energía.
—Tiene que ser una persona de la que nadie sospeche —dijo la
anciana—. Tiene que serlo.

Neville se sorprendió asintiendo otra vez. Eso tenía sentido, de una
extraña manera.

—Justamente por eso, ¡yo no soy la mejor candidata! —concluyó
triunfalmente lady McGonagall.

Neville entrecerró los ojos, sin entender del todo esa lógica.

—Perdón, no la sigo.

Lady McGonagall la obsequió con una mirada de lo más desdeñosa.

—Vamos, por favor. ¿Cree que usted es él único que sospecha de mí?

Neville negó con la cabeza.

—Sigo pensando que es usted.

Eso le ganó una medida de respeto.

—Es más descarado de lo que parece —dijo, asintiendo aprobadora.

Hermione se acercó más y dijo en tono de complicidad:

—Eso es cierto.

—Creo que va a comenzar el recital —advirtió Genny.

—Dios nos asista a todos —declaró lady McGonagall—. No sé por qué ven…  ¡Señor Nott!

Neville ya se había sentado bien de cara al pequeño escenario, pero volvió a girar la cabeza y vio a Theo avanzando hacia la silla desocupada al lado de la de lady McGonagall pidiendo disculpas al tocar las rodillas de las personas que ya habían tomado asiento.