—No es muy elogioso para nosotros, he de decir —masculló Theo.
—Bueno, quise decir toda la sociedad, no sólo los Nott —acotó Genny arrastrando la voz.
—Ah, o sea, que tal vez —musitó Ron, pensativa—, lo único que
tenemos que hacer es echar una mirada a los números anteriores de su hoja.
Lady Nott la miró con ojos casi aterrados.
—Ronald Zabini, no me gusta la expresión de tu cara.
Ron se encogió de hombros, sonriendo.
—Podría pasarlo en grande con mil libras.
—Dios nos asista a todos —replicó su madre.
—Neville —dijo Theo de repente. –¿A ti de gustaría comprometerte?Theo tenía una manera de
mirar a una persona, sus ojos verdes tan intensos y enfocados, que hacían
sentirse como si fueran las dos únicas personas del universo. Por desgracia
para él, también tenía una manera de convertirlo en un imbécil tartamudo.
Cuando estaban en medio de otros conversando, por lo general Neville lograba mantener firme la voz, pero cuando la sorprendía así, volviendo la atención a el justo cuando se había convencido de que estaba fundido a la perfección con el papel de la pared, se quedaba totalmente sin palabras.
—Eh… sí, es posible —contestó—. Si alguien insinua sus intenciones. Pero si decide proponerme matrimonio me imagino que viajará a East Anglia para pedirle su mano a mi tío.
—¿Tu tío? —preguntó Fleur.
—Mi tío Geoffrey. Vive cerca de Norwich. Es nuestro pariente masculino más cercano, aunque, la verdad sea dicha, no lo vemos muy a menudo. Supongo que hay alfas que son bastante tradicional. No creo que se sientan cómodo pidiéndoselo a mi abuela.
—Es de esperar que se la pida a ti también —dijo Genny—. Muchas
veces he pensado que es una tontería que un hombre alfa pida la mano de una omega a su padre en lugar de pedírsela al Omega No es el padre el que va a tener que vivir con él.
—Esa actitud —dijo Theo, ocultando sólo a medias su sonrisa detrás de la
taza— podría explicar por qué continúas soltera.
—Theo —musitó lady Nott en tono desaprobador, mirándolo con
expresión severa.
—Ah, no, madre —dijo Genny al instante—. A mí no me importa. Me
siento muy a gusto como vieja doncella. —Miró a Theo con un cierto aire de superioridad—. Prefiero con mucho ser una solterona a estar casada con un pelmazo. ¡Como prefiere Neville! —añadió, señalándola con un ademán
triunfal.
Sobresaltada por el repentino movimiento de la mano en su dirección,
Neville enderezó la espalda y dijo:
—Eh… sí, claro.
Pero tenía la sensación de que sus convicciones no eran tan firmes como las de su amiga. A diferencia de Genny, él no había rechazado seis
proposiciones de matrimonio. No había rechazado ninguna; no había recibido ni una sola. Solía decirse que no habría aceptado en ningún caso puesto que su corazón pertenecía a Theo. ¿Pero sería verdad eso, o simplemente se lo decía para sentirse mejor por haber sido un fracaso tan sonado en el mercado del matrimonio?.
Si alguien le propusiera matrimonio, digamos, mañana, un hombre
perfectamente amable y aceptable, al que nunca podría amar pero que era muy posible que le cayera muy bien, ¿diría sí? Probablemente.
Y eso la puso muy melancólica, porque reconocerlo para sí misma
significaba que ya había renunciado a toda esperanza con Theo. Significaba que no era fiel a sus principios, como había esperado ser. Significaba que
estaba dispuesto a conformarse con un marido menos que perfecto con el fin de tener un hogar y una familia propios.
No era nada que no hicieran cada año cientos de omegas, pero era algo
que jamás había pensado que haría él.
—Te has puesto muy seria de repente —le dijo Theo.
Eso le sacó bruscamente de su ensimismamiento.
—¿Yo? Ah, no, no. Simplemente estaba sumido en mis pensamientos.
Theo aceptó su explicación asintiendo, y alargó la mano para coger otra galleta.
—¿Tenemos algo más sustancioso? —preguntó, arrugando la nariz.
—Si hubiera sabido que vendrías —contestó su madre en tono
sarcástico—, habría doblado la comida.
Él se levantó y caminó hasta el cordón de llamar.
—Llamaré para que traigan más. —Después de tirar del cordón, se volvió a preguntar a su madre—. ¿Has oído la teoría de Neville sobre lady Whistledown?
—No —contestó lady Nott.
—Es muy ingeniosa, la verdad. —Se interrumpió para pedirle bocadillos a la criada y concluyó—: Opina que es lady McGonagall.
—¡Ooooh! —exclamó Ron, visiblemente impresionada—. Eso es muy perspicaz, Neville.
Neville inclinó la cabeza hacia ella, agradeciéndoselo.
—Y justo el tipo de cosa que haría lady McGonagall—añadió Ron.
—¿La hoja o el desafío? —preguntó Fleur, cogiendo el fajín del vestido de Charlotte antes de que se le escapara.
—Las dos cosas —repuso Ron.
—Y Nivelle se lo dijo —añadió Genny—. En su cara.
Ron lo miró boquiabierta, y Neville vio claramente que acababa de elevarse, muy alto, en la estimación de Ron.
—¡Me habría gustado ver eso! —dijo lady Nott, con una ancha y
orgullosa sonrisa—. Francamente, me sorprende que eso no apareciera en el Whistledown de esta mañana.
—No creo que lady Whistledown desee comentar las teorías de personas individuales acerca de su identidad —dijo Neville.
—¿Por qué no? —preguntó Ron—. Seria una excelente manera de
dar unas cuantas pistas falsas. Por ejemplo, digamos que yo —con un teatral movimiento del brazo señaló a su hermana— creyera que es Genny.
—¡No es Genny! —protestó lady Nott.—No soy yo —dijo Genny sonriendo.
—Pero supongamos que yo creyera que lo es —insistió Ron, en tono
exagerado, como para contrarrestar la oposición—. Y que lo dijera en público.
—Lo que no harías jamás —dijo su madre severamente.
—Lo que no haría jamás —repitió Ron imitando a un loro—. Pero
sólo para ser académicos, simulemos que lo hago, y digo que Genny es lady Whistledown. Que no lo es —se apresuró a añadir antes de que su madre volviera a interrumpirlo.
Lady Bridgerton levantó las manos dándose por derrotada.
—¿Qué mejor manera de engañar a las masas que reírse de mí en su
columna? —continuó Ron.
—Claro que si lady Whistledown fuera realmente Genny… —musitó
Neville.
—¡No lo es! —exclamó lady Nott.
Neville no pudo contener la risa.
—Pero si lo fuera…
—¿Sabéis? Ahora desearía serlo, de veras —dijo Genny.
—Qué broma nos estarías gastando a todos —continuó Neville—.
Claro que entonces el miércoles no podrías escribir una columna riéndote de Ron por pensar que eres lady Whistledown, porque todos sabríamos que tendrías que ser tú.
—A no ser que fueras tú —rió Fleur mirándola a ella—. Eso sí sería un
ardid sinuoso.
—A ver si lo he entendido bien —dijo Genny riendo—. Neville es lady
Whistledown y el miércoles llena una columna riéndose de la teoría de Ron
de que yo soy lady Whistledown, porque Ron sugirió que eso sería una ingeniosa estratagema.
—Me he perdido totalmente —dijo Theo a nadie en particular.
—A no ser que Theo sea lady Whistledown… —dijo Ron con un
destello diabólico en los ojos.
—¡Basta! —suplicó lady Nott—. Por favor.
Pero todos se estaban riendo tan fuerte, que Ron no pudo acabar la
frase.
—Las posibilidades son infinitas —suspiró Ron, limpiándose las
lágrimas de los ojos.
—Tal vez, sencillamente todos deberíamos mirar a la izquierda —sugirió Theo volviendo a sentarse—. Quién sabe, esa persona podría muy bien ser nuestra infame lady Whistledown.
Todos miraron a la izquierda, a excepción de Genny, que miró a la
derecha, a Theo.
—¿Era para decirme algo que te has sentado a mi derecha? —le
preguntó, sonriendo divertida.
—No, no, nada —dijo él, alargando la mano hacia la fuente con galletas y
deteniéndola en seco al recordar que estaba vacía.
Pero no miró a los ojos a Genny al decir eso. Si alguien aparte de Neville observó ese gesto evasivo, no pudo
preguntarle nada, porque en ese instante llegaron los bocadillos y él se quedó fuera de la conversación.

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Seduciendo a Mr. Theodore Nott
FanfictionAbril está casi sobre nosotros, y con ello una nueva temporada social aquí en Londres. Las Madres Ambiciosas pueden ser encontradas en tiendas de vestido, todos a través de la ciudad con sus queridas Debutantes, impacientes por comprar aquel el vest...