<< 𝟐𝟕 >>

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En los siempre cambiantes paisajes de los corazones, las emociones fluyen como las mareas. Resentimientos pasados resurgen mientras nuevos vínculos se entretejen, creando un intrincado tapiz de sentimientos. ¿Podrá el perdón superar el orgullo herido? Solo el tiempo revelará si las tensiones actuales pueden transformarse en armonía.

REVISTA DE SOCIEDAD DE LADY WHISTLEDOWN

2 de mayo de 1814

Veinte minutos después, Annette y Charles seguían siendo los últimos y Anthony, para sorpresa de nadie, estaba primero. La rabia la estaba carcomiendo; no podía ser que ganara esta vez. Podía ganar cualquiera menos él, porque se lo iba a estar regodeando todo el tiempo.

A pesar de su enfado, estaba pasando un buen rato con el hombre que le estaba haciendo compañía.  Pero no podía evitar pensar —por mucho que lo odiara— en Anthony, o tal vez no tanto en él, sino en los momentos que compartían juntos antes de que sucediera lo del duelo. Se sentía tan tonta por tener a Anthony en la cabeza; no merecía estar en ella. Era un desalmado que la había tratado de la peor manera, y tampoco es que tuviera ganas de perdonarlo. Pero a veces echaba de menos todos esos momentos compartidos y a él, porque por muy enfadada que estuviera con el hombre, extrañaba al Anthony del pasado, el de antes de convertirse en un completo patán.

A veces se sentía estúpida por estar pensando en él; no entendía sus sentimientos y menos cuando un hombre bueno y divertido se encontraba enfrente suyo. Negó ligeramente con la cabeza, intentando quitar esos pensamientos, y escuchó la anécdota que Charles le contaba.

La chica no pudo aguantarse y soltó una carcajada estruendosa.

Sinclair la miró ofendido.

—P-perdón, pero es que me hubiera encantado verte lleno de barro mientras todo el pueblo te observaba.

—Oh, te hubieras deleitado —respondió—. Imagínate a un chico de dieciocho años intentando impresionar a las damas con un salto magistral en caballo y terminar lleno de barro y con todo el pueblo riéndose de ti.

Anne rió.

—Cada vez que alguien habla sobre caballos, recuerdan mi historia —murmuró con fastidio.

Ella lo miró con compasión.

—¿Cómo se llamaba el caballo? —preguntó curiosa.

—Colin.

Annette se giró confundida.

—¿Dónde está Colin?

Charles rió.

—Mi caballo se llama Colin.

La chica abrió la boca con sorpresa y acto seguido empezó a reírse.

—Oh, Dios, se lo diré a Colin. Ya sabré cómo molestarle.

De golpe, antes de que alguno de los dos pudiera decir algo más, escucharon cómo Anthony soltaba un grito ofendido.

Ella sonrió con malicia al ver la bola rosa volando sobre la hierba directamente hacia ellos.

—Cuidado, Annette —advirtió Charles.

𝐌𝐎𝐍 𝐀𝐌𝐎𝐔𝐑 - 𝗮𝗻𝘁𝗵𝗼𝗻𝘆 𝗯𝗿𝗶𝗱𝗴𝗲𝗿𝘁𝗼𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora