Krieger es el piloto más dominante de Fórmula 1.
Es conocido por ser despiadado y letal al conducir; razón por la que ha sido 5 veces campeón del mundo.
Pero su reinado se verá amenazado con la llegada de un misterioso piloto que al parecer, es el ú...
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Después de lo que le ocurrió a Krieger en la fiesta de celebración de la que no udo disfrutar, desapareció por una semana.
Durante esos días la casa parecía vacía y sin vida. Intenté preguntarle a nuestro equipo, pero ninguno me decía nada y solo bajaban la mirada para evitar más preguntas.
Todos parecían asustados cada vez que iba a la fábrica e intentaba tener una amistad con ellos, pues me respondían como si tuvieran miedo de mí: siempre mirando en todas direcciones con nerviosismo, tartamudeando, temblando y bajando la mirada.
Todo eso me pareció muy extraño, pero traté de no darle importancia y seguí con mi itinerario sin reparar en nada o en nadie. Aunque Juliette me acompañó en varias ocasiones, me sentía rechazada por todos mis compañeros de equipo, a excepción de Jackson, quién era el único con el que podía hablar.
—Cuando presiono el acelerador, la parte trasera se balancea con violencia y me lástima la espalda —dije, mientras veíamos las pantallas con la telemetría y cámaras internas de mi auto.
—Voy a revisarlo —respondió con una sonrisa, mientras hacía varias anotaciones—. Por cierto, Augusto me dijo que te presentes en la reunión de mañana. El gran premio de Japón está cerca y necesitan analizar las estrategias.
—Me han estado evadiendo por días y ahora me necesitan.
Suspiró y se giró hacia mí con una expresión seria.
—Catalyst Racing no tiene un ambiente familiar, Lilith. Todos ignoran a todos porque solo deben concentrarse en su trabajo. Augusto no intentará ser algún tipo de amigo, solo… es tu jefe y te citará cuando sea necesario.
—El trabajo en equipo es necesario.
—Pues… si quieres un lugar importante aquí y ser incluida en todo, tienes que dar resultados. Ese número dos fue bueno, pero no es suficiente, sobre todo con la prensa encima de nosotros.
—Sí, eso ya lo sé. Además… Krieger ha estado ausente todos estos días, ¿sabes por qué?
—Está en aislamiento por su entrenamiento, pero puede que mañana aparezca en la reunión… —Se encogió de hombros—, si es que se recupera.
Fruncí el ceño.
—¿Aislamiento? ¿Qué quieres decir?
—Son órdenes de Augusto.
—¿Puedo verlo? Hace días me di cuenta de que estaba un poco débil y me preocupa su salud.
Se mordió el labio inferior.
—Tendrás que esperar, ellos nunca dejan entrar a nadie a su cuarto de entrenamiento.