—A mí nadie me ha influenciado, lo que pasa es que tú solo conoces una parte de mí, y estoy segura que tú también me has mostrado solo un lado de ti —Sus palabras aceleran mi pulso, porque tiene toda la razón, y es que las personas muestran a los demás solo el lado que quieren que veas, yo puedo ser la persona más amable y estar matando a otra en cuanto te volteas. Por ahora, me interesa que Brenna no vea esté lado de mí, ya es peligroso para ella, si se entera de algo será aún más peligroso, tengo que asegurarme de que Fernández no está sospechando nada, o estamos muertos.

—No puedes ser, te cuento dos cositas de mi vida y ya crees que tienes que saber cada detalle de lo que me ha pasado, pues no —digo elevando un brazo, ella aún tiene la mirada en el móvil, está tecleando en este momento, ella no sabe lo mucho que me molesta esa mierda.

—Ya, entonces no me cuentes nada, yo no te voy rogar para que lo hagas, lo de Kathia, Helen y ese secreto que tienes, terminaré enterándome de todas formas —Mi corazón sigue acelerado, ella ha observado y escuchado bastante, creo que está aprendiendo de su hermana, y eso no es bueno para mí, sabe que le estoy ocultado algo, pero me haré el tonto.

—La verdad no creo que sea sano para nuestra relación, que ninguno de los dos que sepas cosas de mis ex —mascullo mientras me detengo en un semáforo, llevo la mirada a ella y ahí sigue, con toda su atención en ese estúpido celular.

—Ya, con que ahora podemos tener etiquetas —Ella no tiene idea de lo mucho que me está enojando el hecho de que no me haya mirado a la cara desde que se subió en el auto. Le quito el móvil de las manos y lo lanzo a la parte de atrás del coche, ella me mira con los ojos abiertos y con las manos al aire.

—No sabes lo mucho que me molesta, que estés todo el tiempo con ese estúpido teléfono, cuando se supone estamos hablando —digo sujetando el volante con mi mano izquierda y me peino el cabello hacia atrás, creo que es una manía.

—Ya, si no es sano, entonces ¿porque quieres saber de James? —pregunta con su mirada puesta en mí, con las cejas levantadas y los ojos ligeramente abiertos.

—No es lo mismo, Helen y Kathia no están obsesionadas conmigo, sabes que James es peligroso —Ella parece pensar en lo que digo, finalmente ha bajado la guardia y está dispuesta a hablar como personas civilizadas que somos.

—Eso puede esperar, Zack, ¿desde cuándo fumas marihuana? —ha cambiado de tema bastante rápido, aunque desde un principio quería tocar la cuestión de la droga, no sé si estaba listo para hablar de ello con ella, lo mejor que puedo hacer ahora es ser sincero y evitar problemas, creo que ya no seré capaza de agregar una mentira más a la larga lista.

—Desde los 15, mamá no sabe, ese es mi secreto Brenna, no te preocupes yo estoy bien princesa —Me digo a mi mismo que tengo que ser sincero y aquí estoy mintiendo, mi secreto es mucho más grande que esto, me esfuerzo tanto por mantener ese secreto como tal, que por más que no quiera tengo que recurrir a las mentiras, una lleva a la otra y así es como pierdo la cuenta, todo por guardar un secreto.

—Claro que no lo estás, creo que eres adicto —susurra, toma mi mano derecha y la arropa con sus dos manos, llevándola a sus labios. Me río sin gracia, porque me haya visto una vez fumando marihuana no quiere decir que sea adicto a ella, si me enojó que aventara al agua mi cannabis, quería terminar ese porro y ya está, solo fue eso.

—Yo no soy adicto —digo entre risas, ella me observa con seriedad sin dejar ir mi mano.

—Yo te vi Zack, actuabas como uno, no lo recuerdas porque estabas drogado, pero yo te vi —dice mientras suelta mi mano, pero yo la sujeto, no quiero que me deje ir.

—Lo acabas de decir, solo estaba colocado, eso pasa, no tienes de que preocuparte —le hago saber, ella no dice nada por un largo rato, lo que me dice que está pensando en algo.

Escape: Zack ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora