♡Get a rich boy♡ |L.S|

{editado}♡2: god damn♡

Capítulo 2: God damn.

"Harry modela la imperfección a la perfección"

Al siguiente día, tal como Harry lo había dicho, estaba esperando en el estacionamiento a la hora de la salida, recargado en su auto y viendo hacia todos lados. En cuanto sus ojos dieron conmigo, sonrió y se enderezó. Me despedí de los chicos, no sin antes unos gimoteos de parte de Paris.

―No es correcto, Louis, debes parar― me susurró entre dientes.

―Aun no hago nada― respondí.

―Pues antes de que lo hagas― sujetó la manga de mi suéter para retenerme.

―Estás siendo exagerada― me salí de su agarre, sonriendo.

―Déjalo, sabe lo que hace― interrumpió Flynn, a mi favor.

Paris dio un chillido y se fue de nuestro lado, al igual que yo me alejé de Flynn para ir al rizado.

Se quitó las gafas negras en cuanto estuve frente a él.

―Buenas tardes, Lou― sujetó mi mano y nuevamente besó mi dorso.

―Hola, Harry― sonreí.

― ¿Vamos? ― señaló el auto.

― ¿A dónde?

―A que conozcas mi ambiente― quería reír pero él estaba yendo muy en serio como para soltar una carcajada.

Asentí y fui a mi lugar, obviamente, él abrió la puerta del auto para mí y la cerró cuando estuve dentro.

―Entonces, ¿a dónde iremos? ―yo quería saber, odio el sentimiento de desconocer lo que voy a hacer, se siente peor cuando un desconocido -prácticamente-, era el que conducía.

―Iremos al sitio donde vivo― me dijo, dobló a la izquierda en una de las calles del centro. Sitio donde vivo, dijo. Ni siquiera hablaba de una casa, de un hogar.

Pero asentí.

Le había dicho a mamá que pasaría el día con Flynn y que probablemente llegaría tarde a casa, así que tenía el tiempo libre con Harry.

Y en realidad, cuando Harry había tomado el camino que iba a la entrada de la ciudad, donde los pocos y casi únicos edificios estaban, pensé que su casa estaría ahí. El auto dio vuelta, tras vuelta, y algunas otras vueltas hasta que los rastros de la ciudad se hicieron lejanos. De por si Richland no era un lugar grande ni lleno de casas.

―Vives algo lejos― comenté, la inseguridad comenzaba a subir por mi garganta.

―Ya casi llegamos― asentí, aún más inseguro. Harry no me había mirado en todo el camino.

No sé cómo se sentía eso, en realidad.

Luego de cinco minutos más, estábamos en un camino de terracería que iba por una pequeña colina, en la cima estaba una preciosa casa.

De hecho, era más que preciosa, era tan bella, con grandes vidrieras cubriendo paredes completas, rodeada de hermosas plantas, no flores, y caminos de grava. Conforme nos íbamos acercando a la casa, alcancé a ver una piscina detrás de la construcción.

―Uau― solté por lo bajo.

― ¿Te gusta? ―lo miré, estaba sonriendo.

―Es hermosa― acepté―, ¿ahí vives realmente?

Él asintió.

― ¿Cómo una persona puede vivir ahí? ―rio.

―Pues-