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-Feliz cumpleaños, reinita.-susurró Ryan en el oído de ella cuando Lea abrió sus ojos.
-No, no.-dijo ella volviendo a cerrar sus ojos.
Él rió y empezó a hacerle cosquillas. Lea reía e intentaba pararlo pero no podía.
-Papá, no.-reía.
-Si. Feliz cumpleaños. Ya tenes dos años reinita.
-¿Soy glande?
-No.- dijo él serio y la subió a su pecho besándole el rostro.- Vos no vas a ser grande.
-Si soy tiquita,  ¿me puelo quedar con papá?
-Vos siempre te vas a quedar con papá. -dijo él y ella lo rodeó con sus brazos.
Y Ryan no entendía qué tenía de malo que su hija fuera dependiente de él. Le gustaba que estuvieran así. Él no veía ningún problema en la relación que tenía con su hija.
El médico le había dicho que eso podría generar problemas en la formación del carácter de ella. Le comentó que Lea ya de por si estaba teniendo un desarrollo lento y que él solo la perjudicaría mas, pero Ryan no le creía. Su hija estaba perfectamente bien.
-¿Vamos a ir a la plaza?-preguntó ella.
-Primero a la oficina.
-No quiero.-dijo ella haciendo puchero.
-¿Por qué no? ¿No queres jugar con Nico y Dick?
-Pero Lindi no.-dijo ella.
-Lindi es buena.
-Quiere que le diga mamá. No quiero.
-¿Lindi te dijo eso?-preguntó sorprendido. Lea asintió y él se molestó muchísimo. Más que de costumbre. Sólo de había enojado tanto con una mujer en su vida y su final no había sido bueno.

Al entrar en la empresa se encaminó hacia Lindi, la recepcionista.
-Hola, amor.-dijo ella acomodando su camisa.
-No soy tu amor.-dijo frío.- No te me acerques nunca mas. Y no le hables a mi hija.
Volvió a ponerse los anteojos y la dejó ahí sola y confundida.
Los aplausos comenzaron cuando entró.
-Te felicito.-dijo Dick.- Ahora dame a esta preciosura. Feliz cumpleaños, bombona.
Ella rió entre los brazos de Dick y lo abrazó. El hombre sacó un peluche de su espalda y se lo dio.
-¿Te gusta?
-Si.-sonrió ella.-Gracias.
Él la bajó y ella fue a sentarse frente a la ventana para jugar con su osito nuevo.
-¿Qué pasa?
-¿Vos sabías que Lindi le decía a Lea que le diga mamá?
El otro abrió sus ojos ante la sorpresa y después hizo un gesto de disgusto.
-Ryan, llevatela de acá. -dijo Nico entrando en la oficina.- Es su cumpleaños.
-Tengo que...
-Yo me encargo. Llevatela. Nos vemos a la noche.
-¿Vamos a la plaza, Lea?-preguntó Ryan. Ella volteó rápidamente y corrió hacia él. Subió a sus brazos y le dio un beso en la mejilla.
-Si.-dijo feliz y los ojos de Ryan brillaron ante la felicidad de ella.

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